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El sol, la sal y el cloro dañan la cutícula de la célula capilar, dejando el cabello seco y poroso, con una superficie áspera y reduciendo su contenido de melanina. Los cabellos se vuelven más frágiles y pierden su belleza.

Resultado: pelo sin brillo, deshidratado, cuero cabelludo tirante y color alterado.

Antes y durante la exposición solar, el pelo debe protegerse con productos (gel o spray) que forman una película muy fina alrededor del cabello para evitar su pérdida de color.

Después de sol, un champú suave pero eficaz, que elimine sales y restos de cloro. Una crema suavizante específica aporta también nutrición y humedad. Existen además las mascarillas, que son tratamientos intensivos, especiales para mejorar cabellos dañados por el sol. Le dan humedad, brillo y suavidad, reestructurando las zonas porosas.

No olvide:

* Beba mucha agua para evitar la deshidratación.

* Luego de terminar con la exposición solar, es muy importante ducharse con agua tibia para cerrar los poros sin que el cambio de temperatura sea muy brusco. Hidrate la piel para recuperar el agua perdida y prolongar el bronceado. Los productos after sun refrescan y tonifican.

* Ponga especial atención a la cara y el contorno de ojos, que son los que más sufren con los efectos del sol.

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