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– En nombre del Señor. Amén. Tomad tres gros de Luna pura en láminas tenues: haced una amalgama con ellos y cuatro gros de mercurio vulgar bien lavado. Cuando esté hecha la amalgama, la pondréis en un pequeño matraz que tenga un cuello de pie y medio de largo.

Tomad tres gros de Luna pura en láminas tenues: haced cuerpo lunar y ponedlo sobre la amalgama hecha con el cuerpo perfecto y el mercurio vulgar; cerrad el recipiente con la mejor pasta que sea posible y haced secar.

Hecho esto, agitad fuertemente el matraz para mezclar bien la amalgama y el mercurio.

Después colocad el vaso donde se halla la materia, en un pequeño hornillo sobre un fuego de algunos pocos carbones: el calor del fuego no debe ser superior al del sol cuando se encuentra en el signo del León.

Un calor más fuerte destruiría vuestra materia; continuad así ese grado de fuego, hasta que la materia se ponga negra como el carbón y espesa como la papilla.

Mantened la misma temperatura hasta el momento en que la materia tome un color gris sombrío: cuando aparezca el gris se aumentará en un grado de fuego y será dos veces más fuerte: se le mantendrá así hasta que la materia comience a blanquear y se ponga de una blancura esplendorosa.

Se aumentará el luego en un grado y se le mantendrá en este tercer grado hasta que la materia se vuelva más blanca que la nieve y quede reducida a polvo más blanco y más puro que la ceniza.

Entonces tendréis la Cal viva de los Filósofos y su cantera sulfurosa, que los filósofos han ocultado tan bien.

De la multiplicación de nuestro Mercurio

De la multiplicación de nuestro Mercurio

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