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– Mi hijo, que ahora tiene cuatro años, era un bebé de tres meses, y durante un mes de diciembre se puso muy enfermo. Tenía temperatura muy alta, vómitos, diarrea, y no quería comer.

Yo estaba muy angustiada pues no sabía por donde empezar a atenderlo, y ya en la noche, tratando de descansar un poco, y pidiéndole ayuda a Dios para que me ayudara, me quedé dormida. De repente una voz al oído me dijo: “dale suero oral para que no se deshidrate, y no te preocupes porque se pondrá bien”.

Me desperté a las tres de la mañana y empecé a darle suero. Recuerdo que tomó mucho y luego me volví a quedar dormida.

Por eso, creo que hay un Dios que siempre nos cuida y que aún, en los momentos más difíciles de nuestra vida, nos dice como actuar y qué hacer…. ¡Sigamos rezando por todos!.

Con devoción. Creo que hay un Dios que siempre nos cuida

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