UA

– Nuestro gran amor empezó el año 2000 durante el cual mi novio y yo fuimos muy felices, porque nos entendíamos mucho y nos complementábamos como seres humanos, a tal punto que sabíamos frecuentemente, lo que el otro estaba pensando.

Pero en un momento dado tuve ganas de terminar con él y aceptó resignado. Luego me di cuenta que había sido un arrebato y trate de volver a empezar, pero él siempre me esquivaba, y yo sufría mucho, pues sabía que nos seguíamos amando igual.

Estuvimos un año en este proceso de volver y no volver cuando una terrible mañana recibo una llamada de un conocido diciendo que a Patricio le había volcado la camioneta y que había fallecido.

No pude dar crédito hasta verlo descansando con un semblante muy pacifico en su ataúd. No puedo describir el dolor que padecí en esos días después del funeral, hasta que una noche al tratar de descansar, pero sin estar dormida sentí su olor y el calor de su cuerpo alrededor de mi cuello, como un abrazo.

Cuando mi corazón casi se paralizo de la impresión, escuché un susurro diciéndome: “yo también te quiero mucho” y supe que era él.

Supe que también me amó, y que me iba a esperar hasta reunirnos en el paraíso. Esa fue nuestra despedida.

Beso de despedida. Hasta reunirnos en el paraíso

https://analytics.google.com/analytics/web/?authuser=0#/a19873651w39653599p39359059/admin/integrations/adsense/editor/MELVhoLOS4O55HAh2VocUA