Los problemas con la comida no vienen definidos por una determinada forma de ser. Personas muy diferentes acaban sucumbiendo a este problema, que en algunos casos puede ser realmente perjudicial. Sin embargo, sí es cierto que determinadas características hacen que exista un mayor riesgo.
Grupo de Riesgo.
Dificultad para mantener un ritmos estables en las comidas. Son personas que comen cuando lo desean, a las que cuesta mucho mantener los ritmos habituales de desayuno, comida y cena.
Ansiedad frente a la comida. En cuestiones relativas a la alimentación se muestran intranquilos y a menudo inseguros, rehuyendo el tema.
Escaso autocontrol. En definitiva, el problema se refiere al escaso control que estas personas tienen sobre sí mismos, cosa que se manifiesta también en otras facetas de la vida: estudios, relaciones, trabajo…
Dificultad para mantener una conversación en la mesa. Son personas que se centran mucho en la comida, lo cual repercute en una seria dificultad para conversar durante las comidas.
Sentimiento de culpa ante los atracones. Es habitual que estas personas sientan que tienen un problema, por lo que cualquier fracaso en el control de la alimentación los desanima mucho y genera un considerable malestar.
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Acudir al psicólogo es una manera para cuidarte y dedicarte atención, es como ir a un spa o darse un masaje, es un mensaje que te envías a través del cual te dices que te preocupas por ti y que eres importante. En la consulta tendrás tiempo solo para ti, para hablar de tus problemas, preocupaciones y/o sueños. El psicólogo no resuelve los problemas, te ayuda a encontrar la solución.