– Cuando se quiere cambiar el color del pelo, lo primero que debes preguntarte es cómo armonizará contigo.
No olvides que los colores oscuros endurecen las líneas y ponen en evidencia los defectos de la piel, mientras que la gama del rubio y los tonos ceniza minimizan las arrugas y suavizan las líneas de una cara angulosa. Todo esto sin olvidar la importancia del color de la piel:
– Las pieles oscuras y oliváceas tienen un reflejo amarillento, lo cual hace aconsejable un tono cálido, a escoger en la gama del castaño y el rubio dorado; los tonos cobrizos son perfectos para este tipo de piel.
– Las pieles claras tienen siempre un reflejo rosado, incluso grisáceo y azulado. En este caso es preferible una gradación de tonos fríos: un rubio ceniza, caoba, castaño oscuro e incluso, en ocasiones, un negro definido.
– Las pieles manchadas o con acné deben evitar cuidadosamente los colores definidos. Más vale optar por sutiles mechas que iluminen el rostro.