– Nunca uses jabón para limpiar un cepillo, pues sus restos se incrustan entre las púas.
Lo mejor es lavarlos con agua tibia, a la que añadirás unas gotas de champú.
Así podrás limpiar el cepillo, lo aclararás fácilmente y las púas cobrarán brillo.
Cambia de cepillo cada 3 años.