– Concede un amplio espacio a los glúcidos, que proporcionan la energía necesaria para los músculos y el metabolismo de las células del organismo.
– No olvides las proteínas. Si en algo debes pensar durante un régimen es en ellas.
– Limita los lípidos, como aceites, mantequilla, margarina, etc.
– No te olvides de las fibras: calman el hambre, reducen la densidad calórica de las comidas y ralentizan la velocidad a la que se come.
– Bebe lo suficiente, incluso durante las comidas, pues beber agua proporciona ocasión para una pausa.
– Adelgaza acompasadamente, aténte a las tres comidas y consagra tiempo a la mesa.
– Permítete algún extra, aunque siempre con tino.