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– Si el acondicionador se encuentra en el dormitorio, duerme tapado, aunque sea con una simple sábana, ponte un pijama ligero y acuéstate lejos de la fuente de aire frío.

Hay que evitar que el sudor pueda enfriarse en el cuerpo y, sobre todo, sobre la caja torácica.

Pero incluso las piernas debieran cubrirse durante el sueño si no quieres sufrir dolores musculares.

No menos importante es abrigarse lo imprescindible después de haber comido, para eludir problemas digestivos.

– Antes de comprar un aparato de aire acondicionado, entérate de la potencia del aparato expresada en frigorías (y de calorías si se tratara de un climatizador que asumiera también funciones de calefacción) y nivel de ruido, expresado en decibelios.

El primer dato te servirá para calcular el volumen que el aparato está en condiciones de refrigerar. Por ejemplo, un modelo que funcione con agua, necesita una potencia de aproximadamente 2.500 frigorías para acondicionar una habitación de unos 50/60 m3; si el aparato elegido funcionara por aire, para el mismo volumen, necesitarías que su potencia fuera de 1.400 frigorías.

Por lo que se refiere al ruido, como término de comparación, sabe que el ruido de una conversación oscila entre 40 y 45 decibelios.

Y no olvides que hay aparatos que incorporan un silenciador para disminuir el ruido durante la noche.

– No quieras bajar demasiado la temperatura: entre 23 y 26º se consigue un ambiente muy agradable.

– No dirijas la salida del chorro de aire frío sobre las personas.

– Limpia el aparato frecuentemente para evitar la dispersión del polvo que se acumula.

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