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Un Lama nos contó una historia antigua sobre un monje que enseñaba en secreto una práctica de imaginación conciente a unos enfermos que tenían lepra.

La práctica consistía en que los leprosos debían imaginar el dolor ajeno o la enfermedad de alguna persona que estaba mal fisicamente y sentir ese dolor en ellos mismos. Ellos se imaginaban como llegaba ese dolor, en forma de una nebulosa de color negro, a su corazón espiritual.

Luego ellos, venciendo sus propios egoismos, transformaban ese dolor, ese sufrimiento, esa enfermedad, en energía positiva, salud y amor.

Entonces imaginaban como si hubiera una explosión de enegía de luz brillante inundando todo su corazón, todo su cuerpo, y que esa misma luz se dirigía energizando y curando a las personas que estaban imaginando.

Práctica de Meditación Budista para la enfermedad

Lo curioso de esta práctica que no solamente se curaban las otras personas si no que también algunos leprosos se llegaron a curar realizando estas práctica imaginando y amando a distancia.

A todo esto, el monje tenía un hermano que era un escéptico y bastante malvado, que se ponía a escuchar detrás de la puerta las enseñanzas de su hermano monje sin que este se diera cuenta. En el trascurrir de las semanas, el monje al ver los cambios interiores para mejor que iba sufriendo su hermano, se dió cuenta de que su hermano estaba utilizando las técnicas que él estaba enseñando a los leprosos.

Práctica de Meditación Budista para la enfermedad A partir de ese momento aquel monje que comprobó el positivo cambio de su hermano, decidió divulgar esa práctica de imaginación conciente que hasta ese momento era solamente para algunos pocos y así la pudiera conocer todo el mundo.

Según Gueshe Kelsang Giatso, es posible que algunas personas malentiendan el objetivo de la práctica y piensen “Yo ya tengo suficiente con mi propio sufrimiento y no puedo tomar el de nadie más”. El propósito de ésta práctica no es acumular una carga intolerable de sufrimiento, sino aumentar nuestra compasión, estabilizar nuestra experiencia de cambiarnos por los demás y acumular méritos.

Puesto que la compasión es la causa de la iluminación podemos tener la certeza que con ésta práctica creamos la causa para alcanzar esa meta algún día.

Si realizamos la práctica con sinceridad no nos deprimiremos con nuestros propios problemas. Cuando nos preocupamos sólo de nuestro bienestar nos excitamos o deprimimos con facilidad.

Práctica de Meditación Budista para la enfermedad

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