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Los hospitales son establecimientos destinados a proporcionar una asistencia médico-clínica desarrollando funciones preventivas, rehabilitadoras, formativas y de investigación. Desgraciadamente, junto a estas funciones beneficiosas, provoca efectos no deseables que en términos muy amplios podríamos denominar contaminación hospitalaria. Este término de contaminación puede referirse tanto a la ejercida a nivel interno, sobre los propios trabajadores y pacientes, como a la inducida sobre el medio ambiente en general. cada paciente hospitalizado genera unos 7 Kg diarios de residuos sólidos en promedio.

Idealmente cada hospital debería disponer de un comité de protección ambiental. Entre sus objetivos no necesariamente se debería centrar en la reducción de costos, sino fundamentalmente la reducción del impacto ambiental que genera el hospital, la reducción del consumo de agua y de energía y el mejor reciclamiento de los residuos sólidos producidos por el hospital. Ir arriba

El hospital como lugar nocivo para la salud. Conceptos generales

En realidad, un hospital es un ambiente de riesgo. De forma esquemática podríamos clasificar estos riesgos en biológicos, físicos, químicos, organizativos y sociales.

Riesgos biológicos: posiblemente el que mayor impacto tiene a nivel de la sociedad, (infecciones nosocomiales en general, hepatitis B, tuberculosis, brucelosis, etc.).
Riesgos físicos: los derivados de radiaciones ionizantes, descargas eléctricas, cortes, caídas, etc.
Riesgos químicos: formol, óxido de etileno, gases anestésicos y un sinfín de productos que posteriormente iremos describiendo.

Tradicionalmente el personal sanitario ha considerado los hospitales como lugares de riesgo para la adquisición de infecciones; en otros casos se han tenido en cuenta los riesgos conocidos por las radiaciones ionizantes, pero olvidándose en muchas ocasiones la existencia de productos químicos posiblemente nocivos. Con la rápida evolución de la tecnología sanitaria y la complicación de los medios de diagnóstico cada vez se utiliza un mayor número de sustancias, desconociendo la persona que las manipula en la mayoría de las veces el tipo de producto y las repercusiones que sobre su salud y la sociedad puede originar la exposición al mismo.

Por peligrosidad se clasifican:

1. Explosivos. Son aquellas sustancias o preparados que pueden explosionar bajo el efecto de una llama o que son más sensibles a los choques o a la fricción que el trinitobenceno.
2. Comburentes. Son sustancias sin preparados que en contacto con otros particularmente los inflamables, originan una reacción fuertemente exotérmica.
3. Extremadamente inflamables. Sustancias y preparados líquidos cuyo punto de destello sea inferior a 0ºC y su punto de ebullición inferior o igual a 35ºC.
4. 4. Fácilmente inflamables.
5. 5. Inflamables.
6. Tóxico o muy tóxicos. Aquellas que por inhalación, ingestión o penetración cutánea puedan entrañar riesgos extremadamente graves, agudos o crónicos e incluso la muerte.
7. Nocivos. Aquellas sustancias y preparados que por inhalación, ingestión o penetración cutánea puedan entrañar riesgos de gravedad limitadas.
8. Corrosivos. Aquellos que en contacto con los tejidos vivos puedan ejercer sobre ellos una acción destructiva.
9. Irritantes. Sustancias y preparados no corrosivos que por contacto inmediato, prolongado o repetido con la piel o mucosas pueden provocar una reacción inflamatoria.
10. Peligrosos para el medio ambiente.
11. Carcinogénicos.
12. Teratogénicos. Serian las sustancias y preparados que por inhalación, ingestión o penetración cutánea pueden inducir lesiones en el feto durante su desarrollo intrauterino.
13. Mutagénicos. Sustancias y preparados que por inhalación, ingestión o penetración cutánea pueden introducir alteraciones en el material genético de las células.

Toneladas de desinfectantes son innecesariamente utilizadas para la limpieza de las superficies de los hospitales, consiguiendo solo acabar con un pequeño número de bacterias patógenas. Los desinfectantes químicos, especialmente enólicos, son no solamente tóxicos para los microorganismos, sino también para los pacientes, personal y el medio ambiente. En algunos casos, realizamos un consumo excesivo de estos productos.

Riesgos derivados de la organización del trabajo: stress, adición a fármacos, desmotivación, etc.
Riesgos sociales: agresiones y demandas.

Políticas de reducción de la contaminación hospitalaria

Los hospitales deben de cumplir una serie de normas y controles para que la contaminación que producen sea la menor posible. Estas pueden quedar resumidas en:

Control del acondicionamiento del agua potable y de los sistemas de evacuación de residuos
Normas sobre limpieza en el medio hospitalario
Normas sobre esterilización
Normas sobre acondicionamiento, higiene y limpieza de áreas comunes: cocinas comedores, cafetería etc.
Programas de desinfección, desinsectación y desratización
Control de las medidas de protección de los elementos físico-químicos (ruidos, humedad, temperatura, radiaciones ionizantes etc.)
Control microbiológico de fómites
Control de antisépticos y desinfectantes
Practicar sobre el personal hospitalario los exámenes apropiados con criterio de salud.

Gestión de los residuos sanitarios. Conceptos generales y normativa

La gestión de los residuos biosanitarios y citotóxicos, dentro y fuera de los centros sanitarios, debe lograr dos objetivos fundamentales: prevenir los riesgos que la segregación, manipulación, transporte, almacenamiento y eliminación de los residuos puede generar para las personas directamente expuestas a los mismos y, por otro lado, prevenir los riesgos que estos residuos sanitarios puedan generar para la salud pública y el medio ambiente.

La legislación vigente diferencia cuatro tipos de residuos sanitarios:

Tipo I: residuos similares a los urbanos; son aquellos residuos no específicos de la actividad propiamente asistencial o tóxicos.
Tipo II: son los residuos biosanitarios asimilables a los urbanos.
Tipo III: los residuos especiales patológicos o infecciosos o residuos biosanitarios especiales, aquellos con capacidad potencial de producir contagio. Se incluyen los residuos de los pacientes con infecciones altamente virulentas, erradicadas, importadas o de muy baja incidencia en España, tales como la rabia, el carbunco o la difteria, cualquier residuo contaminado con heces de pacientes afectados por tuberculosis o Fiebre Q, los filtros de diálisis de máquinas reservadas a pacientes portadores de Hepatitis B, C y Virus de la Inmunodeficiencia Humana, los residuos punzantes o cortantes, con independencia de su origen.

Estos son los residuos que suponen un alto riesgo tanto para las personas que trabajan con ellos como para la salud pública en general. En cada lugar donde se generan debe de existir un local dedicado al almacenamiento de los mismos dentro de los contenedores de transporte correspondientes. Este espacio mínimamente recomendable es de 4 m2 y debe contar con ventilación forzada. La evacuación de estas zonas debe hacerse una vez al día. Los residuos clínicos especiales se aconseja que sean eliminados por incineración, los asimilables a urbanos deben de ser eliminados como el resto de residuos urbanos.

Unas sexta parte de los residuos producidos cada día en un hospital son de tipo infeccioso.

El número de elementos desechables se ha incrementado notablemente en los últimos años en los hospitales, siendo responsable de una buena parte de los residuos generados en la práctica hospitalaria convencional. Invariablemente, las dos partidas de mayor costo de productos desechables la constituyen los guantes y las jeringas, seguidas a gran distancia de las bolsas de recolección de orina y de los set de infusión. Muchos de estos productos contienen PVC, un producto que produce dioxinas, furanos y ácido clorhídrico, que contribuyen de forma muy importante a la contaminación ambiental. La mayoría de estos dispositivos podrían ser reprocesados sin ningún riesgo para los pacientes usando un sistema automático de lavado y desinfección. Estas maquinas de lavado deberían desinfectar con agua caliente a 90ºC durante 10 minutos y proceder al secado del material.

Tipo IV: Residuos citotóxicos. Son aquellos residuos compuestos por restos de medicamentos citotóxicos y todo material que halla estado en contacto con ellos.
La infección nosocomial. El mas grave caso particular de contaminación biologíca hospitalaria

A. GENERALIDADES.

Infección nosocomial es aquella infección contraida durante o como consecuencia de ingresos hospitalarios. Suelen ser infecciones nosocomiales la mayoría de las que se manifiestan después de 48h del ingreso del paciente en el centro hospitalario. También los enfermos pueden padecer una infección nosocomial después del alta hospitalaria cuando adquirieron el microorganismo en el hospital.

Se calcula que entre el 3 y el 5% de los pacientes ingresados en el hospital contraen un nueva infección, lo que supone un enorme costo económico anual, además de duplicar las posibilidades de muerte en los pacientes que la desarrollan. La infección hospitalaria más frecuente es la infección urinaria responsable entre el 40 y el 45% de todas las infecciones, le sigue la neumonía con un 15-20% y la infección de la herida quirúrgica, que puede llegar hasta el 25%, siendo la bacteriemia asociada a dispositivos intravasculares entre el 5 y el 7%. Repasaremos brevemente algunas de las principales características de estas infecciones.

1. Neumonía.

Los pacientes con mayor riesgo de padecer neumonía nosocomial u hospitalaria son los ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos, en especial los intubados; los que tienen alterado el nivel de consciencia, especialmente los portadores de sonda nasogástrica; los ancianos, los que padecen enfermedad pulmonar crónica, los postoperados y cualquiera de los anteriores tratados con bloqueadores H2 o antiácidos. Las cifras de mortalidad en la neumonía hospitalaria puede llegar hasta el 33%.

2. Bacteriemia.

La bacteriemia se define como la presencia de un patógeno en la sangre sin infección en otra localización. El lugar de penetración de la infección suele estar relacionado con los dispositivos intravasculares.

3. Infección de la herida quirúrgica.

Como ya hemos comentado la infección de la herida quirúrgica puede llegar a ser el 25 o 30% de las infecciones nosocomiales.

4. Infecciones urinarias.

Son las infecciones hospitalarias más frecuentes y generalmente las más fáciles de tratar y las que tiene secuelas menos graves.

5. Otras.

La diarrea producida por el Clostridium difficile y la presencia de úlceras por decúbito en especial en Unidades de estancia prolongada o en pacientes encamados durante mucho tiempo.

B. POLÍTICAS DE CONTROL DE LA INFECCIÓN HOSPITALARIA.

La organización de los programas de control de infecciones constan de medidas de prevención y control, y una vigilancia posterior. Las medidas de prevención y control con unas bases epidemiológicas y medidas generales que irán principalmente encaminadas a las infecciones que hemos descrito con anterioridad. La investigación y control de epidemias en los hospitales exige que el personal de control de la infección desarrolle una definición exacta que confirme realmente que existe un brote y revise las prácticas de asepsia y uso de desinfectante, determine la extensión del brote, realice una investigación epidemiológica para conocer las formas de transmisión y trabaje con el Servicio de Microbiología para intentar cultivar los focos de infección.

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