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Negándose a terminar una relación

Los hombres son muy sensibles cuando es la mujer la que decide terminar la relación amorosa, se resiste a aceptar y se empecina en querer continuar el romance.

Todo final de un amor (siempre y cuando no sea aventura sin trascendencia) causa dolor, tanto para quien ha decidido terminar como para quien debe aceptar el hecho de que ya no será, que se acabó. Tan profundo es el sentimiento de dolor, que el algunos casos es mayor al experimentado de ver morir a un ser querido. Los especialistas llegan a afirmar que quien sufre por este sentimiento pasa por un periodo de gran duelo y marcada depresión.

Terminar una relación

Si hay que ser muy cuidadosa en cómo terminar sin herir en demasía los sentimientos de la pareja, no por ello, si la decisión es dar por culminada la relación, debe dejarse chantajear con la posibilidad de dudas y oportunidades de una “segunda vuelta”.

Aunque a muchas parezca raro en estos tiempos, cuando vemos que son los hombres los que no quieren compromisos serios; está comprobado por los estudiosos que es el hombre el que se aferra mucho más al romance que nosotras las mujeres. Por eso es que cuando es la mujer la que decide terminar, él se siente “perdedor” y su naturaleza lo impulsa a luchar hasta “reconquistar” por lo que apelará a muchas argucias. Hay quienes llegan a buscar intermediarios para presionar. En estos casos, se trata de un mal amor, en el que domina el egoísmo, porque no puede aceptar la posibilidad de que seamos felices solas o con otro, sólo desea la “posesión” de la mujer, y con instinto de el “macho” está dispuesto a patalear.

Puede suceder que el hombre haya estado realmente enamorado y su lucha tome visos caballerescos: llamadas telefónicas, invitaciones aparentemente desinteresadas, pequeños regalos por días significativos, en fin, expresiones donde la mujer no puede sentirse ofendida, sino agradecida y hasta puede ocasionarle complejos de culpa. Además ella cree que es posible conservarlo como amigo y es entonces cuando se inicia un juego de nunca acabar.

Ante esto, se debe actuar honestamente.
Debemos ser muy responsables de nuestros sentimientos, lo que nos exige una reflexión de qué es lo que realmente queremos, y una postura firme que no deje la más mínima duda de él.

Aquí algunas sugerencias de la especialista Silvia Blanco, para romper con la tiranía de ese amor que queremos terminar:

  • Comuníquese abiertamente. Dicen que donde “hubo fuego, cenizas quedan”. Por tanto, ir a su apartamento, concertar una cita para verse en un restaurante agradable o hacerlo entrar a su casa puede crear una situación algo incómoda o, sencillamente, imposible para hablar con él. Si así es el caso, utilice el teléfono o sitio muy neutral, donde usted se sienta a gusto para comunicar todo lo que siente. Como último recurso, escriba una carta. El hecho importante es comunicarse. Y esta comunicación debe de servir de vehículo para aclarar la realidad de su decisión. ¡Cuidado! No se deje llevar por sentimientos de compasión o nostalgia por lo pasado. A lo largo, le haría mucho daño a él pues la más ligera sutileza al expresar la firmeza de su decisión deja encendida una llama de ilusión en él. En vez de un “seamos amigos a ver qué pasa dentro de un tiempo”, es preferible un “ya sabes que traspasamos los límites de la amistad y debes estar muy consciente de que nuestra relación ha terminado”.
  • Rechace invitaciones. Muchas veces, las invitaciones continúan a pesar de haber comunicado muy bien el final de la relación. Aceptarlas en el caso de un hombre que sabemos que sigue interesado en nosotras, y que desea mantener un puente entre los dos con la esperanza puesta en el futuro, es otra forma de crear vanas ilusiones. ¿Y cómo rechazar esas invitaciones? Otra vez, debemos ser muy responsables. Nada de excusas para rechazar. El “tengo otra cosa que hacer” o “me voy de la ciudad este fin de semana” (aunque no tengamos planes de ir ni a la esquina) es una total mentira que él va a interpretar como una razón muy válida para su rechazo esta vez y para una posible aceptación la próxima. De nuevo, la verdad. Dígale con mucha sinceridad el interés que tiene en su felicidad (la de él), y en que cultive la compañía de otra persona en esos momentos que pasaría con usted. Exprésele lo mal que se siente acaparando su tiempo libre sintiéndose como una perfecta engañadora.
  • Frene sus impulsos. Claro está que él tiene significado para usted. Y es obvio que usted piensa y pensará aún mucho tiempo en él, en las cualidades, en las bondades y en los momentos gratos que pasaron juntos. Pero a raíz de haber terminado una relación que él no desea aceptar, ¡frene sus impulsos! Una llamada de su parte para saber cómo está o un regalo por su cumpleaños van acompañados para él por un mensaje de amor vivo en usted. No lo haga. De nuevo, todo ello resultaría en daño para él.
  • Mantenga la calma. Tratándose de un “macho herido”, todo tipo de reacción violenta es posible. Ante una escena de gritos, un querer entrar a su casa por la fuerza o un encuentro impuesto, lo primero que deberá hacer es mantener una actitud de calma. Y si es necesario fuese para controlar la furia de él, no dude en buscar un intermediario, aun si éste debe ser la policía.
  • No huya de sus sentimientos. Eso de que “un clavo saca al otro” es un proverbio que en este caso no tiene sentido a menos que usted haya pasado un periodo de total encuentro con sus sentimientos. Buscarse a cualquier hombre que se encuentre a su paso sólo por “quitarse a alguien” de encima no tiene ningún sentido. Encontrar a quien busca para ser feliz (o al menos tratar de serlo) es su gran meta. ¡Adelante con ella!.

“En cuestiones de amor, unas veces ganamos, otras perdemos”

O, al menos, pensamos que perdemos. Sobre todo, a raíz de rompimientos. A la larga, todo lo que el amor traiga consigo son grandes enriquecimientos personales. Y así no sólo lo veremos nosotras sino también él. Porque algo es muy cierto: con el tiempo logramos ponerlo todo en perspectivas muy sanas. Todo ese oscuro laberinto de sentimientos que ahora no nos parece tener salida por ningún sitio, pronto perderá sus recovecos para convertirse en un camino muy recto y lleno de luz, por el que nos pasaremos llenas de tranquilidad y alegría. Quizá de la mano de quién nos pueda hacer feliz. ¿Por qué no?

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