Melanomas. Tumores pigmentarios de la piel que pueden ser benignos o malignos.

Localización anatómica: Piel.

Síntomas: Los benignos son formas planas y
lisas, o verrugosas –lunares– de color parduzco. La evolución hacia
melanoma maligno se manifiesta por el incremento de tamaño, pigmentación
irregular, enrojecimiento de la zona del lunar, inflamación y sangrado.

Pronóstico (gravedad): Depende de si son benignos o malignos y de la prontitud con la que se inicie el tratamiento.

Causas: Colonización de distintos órganos por las células encargadas de elaborar la melanina –melanocitos–.

Factores de predisposición: Factores genéticos y edad avanzada.

Posibles complicaciones: El melanoma
benigno si no es tratado a tiempo puede evolucionar hacia formas
malignas, con capacidad de metástasis y tendencia a la propagación
vertiginosa.

Tratamiento: Es importante que sea precoz,
por lo que incluso en los casos de melanomas benignos es aconsejable la
resección quirúrgica –operación que consiste en separar el todo o
parte del melanoma–. Si se trata de melanomas malignos la zona extirpada
será más amplia, incluyendo los ganglios regionales, ya que el cáncer
se propaga a través de ellos.

Prevención: No exponerse al sol mucho
tiempo seguido y utilizar siempre cremas protectoras. Ante cualquier
melanoma es recomendable la consulta al médico, especialmente si se
encuentra en una zona de roce, ya que esto contribuiría a la
malignización.