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El yogur: Valor nutricional y alimenticio del yogur

 

El yogur nos suministra un número importante de nutrientes: proteínas, grasa, hidratos de carbono, vitaminas (vitamina A, vitaminas del grupo B, niacina y ácido fólico) y minerales, sobre todo calcio.

Pero además de las ventajas nutricionales que nos ofrece, éste alimento es aceptado por sus magníficas cualidades organolépticas (sabor, olor, textura, etc.) por las personas de todas las edades. Y nos proporciona múltiples beneficios para la salud, entre otros: previene trastornos intestinales (se utiliza en el tratamiento de la diarrea y el estreñimiento) y retarda la aparición de infección.

El yogur es por tanto un alimento de prestigio, mágico y mítico. Un alimento “saludable”.

 

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El yogur ¿Cómo se prepara?

Para la fabricación de los yogures y leches fermentadas se utilizan unas bacterias que transforman la lactosa (principal azúcar de la leche) en ácidos orgánicos (ácido láctico, ácido acético…).

Las bacterias que se emplean para el yogur se llaman Streptococcus termophilus y Lactobacillus bulgaricus. Éstos fermentos no forman parte de la flora normal del intestino humano, sin embargo facilitan la digestión de la lactosa. Otras bacterias, las bifidobacterias y los lactobacilos (Lactobacillus acidophilus y Lactobacillus casei), pertenecen a la flora intestinal humana y también se utilizan para producir yogures.

No debemos olvidar que en los productos lácteos termizados (postres lácteos que no necesitan conservación en frío), las bacterias han sido destruidas por el tratamiento con calor. Aunque los productos termizados tienen la ventaja de una conservación más larga, el yogur aporta bacterias vivas que nos proporcionan múltiples beneficios.

 

RECETA para 4 yogures:

65 gramos de yogur natural cremoso
1/2 litro de leche entera (de oveja o de vaca, mejor fresca)
1 cucharada de leche en polvo
Si quieres con aroma de frutas, puedes triturar 1 plátano, o unas cuantas fresas o frutillas.

Poner a calentar la leche, y cuando esté humeando antes de que hierva, se retira del fuego y dejamos templar hasta que al tocar la leche no queme pero esté caliente, así evitamos que el exceso de calor mate las bacterias del yogur.
Ahora añadir el yogur natural y remover para mezclar bien. Volcar en vasitos de cristal o de barro, remover suavemente la mezcla de cada vasito y tapar con un trapo de cocina durante 4 horas.

Después tapar cada vasito con film transparente o papel aluminio. Se envuelven con trapos de cocina para que mantengan el calorcito, durante 6 horas.

Después de este tiempo deberá estar cuajado, llevar dentro del frigorífico.

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