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En la familia

La familia sigue siendo el núcleo más importante y dónde mejor se desenvuelve el niño en el plano afectivo. Esta afectividad debe contribuir a fomentar y cimentar una buena autoestima. Tu hijo necesita tu aprobación, tus indicaciones para saber cómo debe actuar, tus consejos y tus reprimendas.

Aunque esta necesidad va a ser de vital importancia a lo largo de toda la vida, no siempre tiene el mismo peso y depende en gran manera del momento evolutivo de cada individuo. A partir de los 5 años van a ir cobrando mayor importancia las relaciones que se establecen en el ámbito escolar. La familia es necesaria, pero ya no basta

En el colegio

Entre los 4 y los 6 años la figura del maestro cobra una importancia vital. En muchos casos es el punto de referencia y se busca su cariño y su aprobación casi con igual intensidad que la de los padres. No debéis sentiros desplazados. Es una nueva etapa de su desarrollo y el hecho de que vuestro hijo consiga establecer una buena relación con su maestro le ayudará a sentirse seguro en la escuela.

Poco a poco el colegio se convierte en un segundo marco social en el que el niño debe buscar su sitio. El maestro es fundamental en el primer proceso de adaptación a este nuevo entorno. Conviene que mantengáis un diálogo abierto y constante con el profesor de la escuela infantil para seguir unos mismos criterios de comportamiento. Así vuestro hijo no se verá enfrentado a dos posturas contradictorias con la consiguiente intranquilidad que producen estas situaciones.

Niños 4-6 años: Las relaciones sociales

Con el grupo de iguales

A partir de los 4 años los compañeros comienzan a jugar un papel destacado en la consolidación de la personalidad de cada niño. Pero es a partir de los 6 años cuando el grupo de iguales se presenta como un marco de referencia lo suficientemente importante para ir eliminando los escasos restos del bebé que fue tu hijo. Aunque la figura de los padres y del maestro seguirá teniendo una vital importancia, ya no basta. Tu hijo buscará la aceptación, la aprobación y el respeto de sus compañeros para seguir alimentando su autoestima, para sentirse seguro y arropado, para contrastar sus opiniones y sus preconceptos.

Bebes insistir en hablar con él pero no le fuerces. Ahora le gustará tener secretos con sus amigos y sentirse verdaderamente independiente. Permanece vigilante desde un discreto segundo plano y sírvele de referencia cuando dude sobre lo que está bien y lo que está mal.

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