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Las lesiones deportivas son algo muy importante en el contexto deportivo y pueden afectar tanto a deportistas profesionales como a aficionados. Suponen una alteración del organismo que produce dolor, interrumpen o limitan la práctica deportiva y producen cambios en la vida personal y familiar del lesionado.

Tipos de lesiones

Lesiones leves: Requieren atención o tratamiento sin interrumpir la actividad.

Lesiones moderadas: Requieren tratamiento y limitan la participación deportiva.

Lesiones graves: Implican una interrupción prolongada de la actividad, a menudo con hospitalizaciones e intervenciones quirúrgicas.

Lesiones graves que provocan un deterioro crónico: Impiden a los deportistas recuperar su nivel de rendimiento previo, obligándoles a modificar su forma de practicar deporte, siendo común la necesidad de rehabilitación permanente.

Lesiones graves que provocan una incapacitación permanente: Impiden a los deportistas volver a practicar deporte, con lo que conlleva a nivel personal y forma de vida.

Lesiones: qué son y qué suponen

Factores que aumentan el riesgo de lesiones

La edad, la falta de preparación física, el cansancio, una alimentación inadecuada, un lugar inadecuado, una motivación deficitaria o excesiva y la falta de prevención. La psicología tiene un papel importante, puesto que la motivación, el estrés, la autoconfianza, la agresividad, la toma de decisiones… pueden aumentar o disminuir la vulnerabilidad de los deportistas a lesionarse. De todas las variables el estrés es la más relevante.

Estrés y lesiones

El estrés y las lesiones están muy relacionados. Hay diversos momentos en los que éste puede darse: antes de lesionarse, cuando se produce la lesión, en el periodo de hospitalización, en el de inmovilización o restricción, en la rehabilitación, en la vuelta a la normalidad… Hay que tener en cuenta que el estrés puede aumentar la vulnerabilidad a las lesiones y dificultar su recuperación.

También son diferentes los niveles de estrés en cada momento. Las lesiones pueden estresar de tal manera que afecten al estado emocional, salud y funcionamiento general del deportista contribuyendo a una rehabilitación incorrecta; o pueden provocar deterioros crónicos o incapacitaciones permanentes que pueden producir un gran estrés.

No tenerlas miedo

Pero las lesiones también pueden reportar algo positivo, por su característica estresante pueden aliviar otras fuentes de estrés mayores. Además cierto grado de estrés puede resultar positivo tanto para la prevención como para la rehabilitación de lesiones. Por todo esto, en la práctica deportiva hay que estar preparado para las lesiones y saber que son un riesgo, pero no hay que tenerlas miedo. Una vez sufridas, hay que admitirlas y seguir las recomendaciones del médico para una buena cura. Respecto a la prevención, hay que prestar atención a las situaciones de riesgo para evitar las lesiones.

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