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Fragancias

 

Un olor puede resultar revulsivo o evocador de sensaciones. Por ello, es fundamental elegir correctamente un aroma que actúe simultáneamente como fragancia y rasgo identificador.

La forma en que huele un perfume cambia de una persona a otra. Influyen en ello muchas cosas: la temperatura de la piel, la cuestión genética, el consumo de medicamentos e inclusive los niveles de estrés de cada persona.

Elegir el perfume adecuado requiere paciencia, análisis y un agudo olfato. Hay que tomarse el tiempo suficiente para hacer una elección afortunada cuando se vaya a comprar un nuevo perfume. Por ello a pesar de ser uno de los regalos más frecuentes pocas veces se acierta si se desconoce la fragancia del homenajeado.

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Criterios de elección de un perfume

En la elección de un perfume lo primero a tener en cuenta es sin duda, los gustos particulares de cada uno y, después, la armonía entre el perfume y la epidermis. Según la acidez de la piel b sus secreciones -más o menos grasas y absorbentes-, algunos perfumes se evaporan o no se fijan.

Además, también es conveniente tener en cuenta algunas sugerencias prácticas para usar el perfume y aprovechar su aroma en la forma más efectiva y adecuada. Así, nunca se deben frotar las muñecas después de la aplicación del perfume. Esta costumbre rompe la fragancia y altera su aroma y duración.

Nuestra alimentación

La alimentación también influye. Hay que evitar la ingestión de comida muy condimentada. El ajo y la cebolla, por ejemplo, cuyo olor es exudado a través de los poros, hacen que cualquier fragancia que se utilice huela diferente. Las dietas muy bajas en grasas alteran también el aroma y la duración del perfume.

Asimismo, cualquier cambio hormonal como el embarazo, la menstruación y las pastillas anticonceptivas modifican el olor de la fragancia cuando ésta interactúa con la química del cuerpo. Y el tabaco altera la efectividad del perfume, porque la nicotina cambia el olor de la piel y hace que se pierda el aroma original del perfume.

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¿Cómo conservar un perfume?

El perfume se echa a perder con el paso del tiempo, así que es absurdo usarlo solo en ocasiones especiales. La decoloración, el líquido espeso y la pérdida del aroma son las principales señales de deterioro. Así que para prolongar su conservación es aconsejable no guardar el perfume en el baño, porque la humedad y los cambios de temperatura lo perjudican. El mejor lugar para almacenarlo es el frigorífico.

La sudoración provocada por las temperaturas potencian el olor del perfume. Por lo tanto, en días de calor se recomienda aplicar una dosis menor. Y es que en climas cálidos, los perfumes parecen más densos porque las notas de salida, habitualmente más frescas, se evaporan enseguida.

Un perfume para cada tipo de piel

El color de la piel afecta también al efecto del perfume. Las personas de tez más oscura, que tienen pieles más grasas, retienen por esta razón el aroma de su perfume y hace que éste perdure por más tiempo. Las pieles claras, en cambio, tienden a ser más secas y por ello no retienen la fragancia por largo tiempo. La aplicación del perfume debe ser más frecuente en estas últimas.

La fragancia de más larga duración es la que se aplica en aceite para el cuerpo. El perfume, que tiene entre un 65% y 80% de alcohol, se evapora con más facilidad y, en cambio, el aceite se adhiere más a la piel y es más económico. Por ello las personas de origen anglosajón se decantan más por los aceites como composición para perfumarse.

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