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El viernes pasado estuve en Madrid en una reunión que organizó la Fundación Punset para que los psicólogos que formamos parte del APOL (el servicio de Apoyo Psicológico Online de esta Fundación) debatiéramos y pusiéramos en común sobre nuestra labor realizada y aspectos a mejorar.

Fue un encuentro muy enriquecedor, ya que nos reunimos psicólogos de toda España y de muy diversas corrientes (cognitivos-conductuales, psicoanalistas, humanistas…), por lo que pudimos aportar nuestros propios puntos de vistas y nutrirnos de ideas y experiencias ajenas.

Además, también tuve la ocasión de conocer al amigo Eduard.

Eduard Punset

Eduard Punset y un servidor.

 

Para mí fue un momento muy especial y entrañable ya que fue a partir de un libro de Punset, El Viaje a la Felicidad, como empezó mi acercamiento a la Psicología Positiva.

Y de Psicología Positiva precisamente quería hablarte en este post. Porque en aquella reunión comprobé que, incluso entre compañeros, todavía se dirige la mirada con ojos escépticos hacia este enfoque dentro de la Psicología, seguramente debido a que es un fenómeno relativamente nuevo y todavía existe mucha desinformación respecto al mismo. Así que, y siguiendo una máxima de Eduard Punset, “Hoy no es tan importante lo que podemos aprender como lo que deberíamos desaprender”, voy a tratar de arrojar un poco más de luz sobre la Psicología Positiva.

Martin Seligman, uno de los padres de la Psicología Positiva.

Martin Seligman, uno de los padres de la Psicología Positiva.

 

¿QUÉ NO ES Y QUÉ ES LA PSICOLOGÍA POSITIVA?

  • ¿Qué no es? No es una religión ni una secta. De hecho la Psicología Positiva estudia las bases del bienestar mental y emocional a partir del método científico. Tampoco es un enfoque terapéutico. Psicología Positiva es investigación, y sus hallazgos se pueden aplicar a diversas áreas: al trabajo, a la educación, a la autoayuda o gestión del bienestar personal, y también, como yo hago, a la psicoterapia.
  • ¿Qué es? Básicamente: promoción de la salud. Ésta es la diferencia principal entre la Psicología tradicional y la Psicología Positiva: que la primera se ha centrado en el problema/enfermedad, y la segunda pone el énfasis en aquellas cosas que nos hacen sentir bien y facilitan que tengamos una buena vida.
  • ¿Qué diferencia hay entonces entre un psicólogo que aplique Psicología Positiva en terapia y uno que no lo haga? Hablo desde mi experiencia: yo hago terapia cognitivo-conductual, aunque soy bastante ecléctico y no me cierro a otras escuelas como la humanista o el psicoanálisis. Esto quiere decir que a la hora de aplicar técnicas parto de estas corrientes. Pero a la hora de interactuar con mis pacientes trato de lograr que aprendan a manejar aquellos recursos, tanto personales como ambientales, que les van a servir no sólo para, de una manera colateral, solucionar sus problemas, sino también a gestionar de manera más eficaz su bienestar y crecer como personas.

Y es que en la Psicología Positiva, y he aquí la clave: nos ocupamos del bienestar de las personas, sin olvidarnos del malestar y de qué lo provoca, pero poniendo sobre todo el foco de atención en qué nos hace felices.

Siendo conscientes por otra parte de que la felicidad es una meta que nunca se alcanza, por eso los psicólogos positivistas nunca dejamos de estudiar, nunca dejamos de aprender, porque sabemos que es en el mismo viaje donde se encuentra, y se general, el centro del bienestar.

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