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Bienvenida ternura

 

Ese regalo en un día sin fecha, ese guiño inesperado, ese beso o caricia sin intención de llegar a nada más. La oxitocyna, una hormona, es la causante de esos pequeños detalles que hacen la vida mucho más agradable y la llenan de sorpresas.

 

Bienvenida sea la ternura a nuestras vidas.

Porque, ¿a quién no le gusta que le traten con delicadeza y tengan detalles con él?. Es de suponer que a todo el mundo le apetece oír, de vez en cuando, que le quieren y le necesitan, aunque sea algo ya sabido de antemano.

Tres investigadores norteamericanos -Jack Calwell, Gustave Jiricowski y Curt Pederson- de la Universidad de Carolina del Norte, descubrieron que la ternura está ligada a una hormona en particular: la oxytocina.

Se sabe desde hace tiempo, que esta hormona tenía mucho que ver con el instinto maternal. Cuando se inyecta a mujeres sin hijos, rápidamente empiezan a manifestar comportamientos maternales. Es también la causante de las “subidas” de leche en las madres que dan el pecho.

ternura

La ternura es contagiosa

En la actualidad, gracias a estos investigadores, se sabe que la oxytocina juega un papel capital en el desencadenamiento de los sentimientos tiernos. Cuanta más oxytocina se tiene en el cerebro, más amable, más gentil y más atento se es con los demás.

”Es una expresión del amor y el amor siempre genera más amor”, afirma Antonio Vázquez, autor del libro Matrimonio para un tiempo nuevo. Por eso -continúa diciendo -hay que insistir en ella, aunque la otra persona no lo perciba, y no abdicar o darse por derrotado.

Se podría decir, por tanto, que la ternura es la savia de una relación. Es ese cúmulo de gestos gratuitos e imprevistos que ayudan a consolidar una relación estable. Por ello se considera necesaria, e incluso vital, para llevar a buen puerto cualquier relación de pareja. Para Antonio Vázquez, ”es una forma encarnada del amor. Una sensación general de que la otra persona es enormemente merecedora de ser amada”.

Las mujeres, las más tiernas

Por naturaleza, y en estado normal, la oxytocina está mucho más presente en el cerebro de las mujeres que en el de los hombres, lo que explicaría que los varones sean más agresivos. Lo cual explicaría el resultado de las estadísticas, que afirman que más del 60% de las mujeres españolas reprochan a su compañero el no demostrar nunca un gesto de afecto.

Por otro lado, los hombres también producen grandes cantidades de esta hormona durante las relaciones sexuales. Esto viene a explicar el por qué un hombre satisfecho sexualmente es siempre mucho menos agresivo y mucho más tierno. Las consecuencias son evidentes para el buen funcionamiento de las parejas.

El poder de la educación

No existen sólo razones biológicas para afirmar que los hombres en estado bruto no son tiernos. A ello, se suman también la educación y la cultura. Ya que durante generaciones, los hombres han rimado ternura con blandura o debilidad. Por culpa, en gran medida de las propias mujeres que han empujado a los hombres a adoptar semejante actitud.

Los niños por naturaleza son tiernos y despiertan ternura. Son espontáneos en su muestra de afectos. Carecen de vergüenza o de ese sentido del ridículo, tan tonto, que conforme se va creciendo se va acentuando y puede acabar siendo el culpable de la pérdida inocencia en toda muestra de afecto.

Somos diferentes

Por mucho que las posturas feministas más extremas, se hayan empeñado en querer demostrar que hombres y mujeres son iguales, mal que les pese, hay diferencias. Ni mejores ni peores. Distintos. Y, por tanto manifiestan su amor de diferente manera. Aún siendo cierto, que todo el mundo necesita que le digan que le quieren, los hombres lo manifiestan de una forma y las mujeres lo captan en otra sintonía, y viceversa.

Por regla general, termina diciendo Antonio Vázquez ”la mayoría de las mujeres necesitan todos los días un certificado que acredite el cariño, y la mayoría de los hombres no sabe darlo porque sus sentimientos tienen menos vibración y aún menor expresividad”.

 

RECETARIO PARA DESPERTAR LA TERNURA

Olvida el respeto humano, tampoco tienes por qué hacer el ridículo. En los países occidentales la expresión de los sentimientos se asocia, con frecuencia, a la debilidad y, la ternura al sentimentalismo. Muchas veces la ternura queda paralizada por miedo a que te miren y te cuelguen etiquetas.

Evita las prisas y el estrés ”Una caricia apresurada es la negación de toda ternura”, afirma Juan Rof Carballo en su libro Violencia y Ternura. Cuando el tiempo se te echa encima o cuando hay que hacer algo con urgencia, resulta casi imposible manifestar ternura e , incluso, recibirla.

¿Dónde está el sentido del humor?. También existe una gran dosis de ternura en la capacidad de cada cual de reírse de sí mismo y encontrar algo positivo en aquellas situaciones que parecían no tenerlo.

Aprender a escuchar. Los silencios son momentos llenos de ternura, sobre todo cuando se aprovechan para escuchar las cosas del otro, aunque en el fondo no te interesen en absoluto.

Huye de la rutina. Es la mayor enemiga del amor y de la ternura. La rutina es una inercia en la que caen muchas parejas y para romperla, es necesario un esfuerzo. Como afirma Antonio Vázquez, ”por encima del ‘me va o no me va’, ‘me apetece o no me apetece hay que poner esfuerzo para estar en las cosas, en los detalles. Todo ser humano encierra un misterio mucho más apasionante de lo que parece. Es un juego entrañable ir descubriéndolo`”.

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