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Una tarde-noche dura [23-03-2020]

 

Ayer fue una tarde-noche dura, una papilla pastosa empedrada de arísticos cantos, difícil de digerir.
Y digo esto porque, a mi juicio, después de una larga e insomne reflexión, he llegado a la conclusión de que quedamos ligeramente noqueados, transitoriamente tocados. El aplauso de las ocho fue comprometido pero no tan efusivo, no tan cargado de energía y ganas de pelea como el día anterior, al menos por aquí. Igualmente, las habituales llamadas posteriores y mensajes se atenuaron, el WhatsApp bajó el pistón.

Quizá la comparecencia y las noticias nos abrumaron con su exponencial crecimiento en los dolorosos datos, quizá la confirmación de la ampliación del confinamiento, no por consabida y previsible, nos alarga la vista hacia el calendario pensando en días más y no en días menos, quizá es que somos humanos, quizá es que nos dieron de lo lindo en este asalto emocional, quizá….

 

Bien, pero tras este tenebroso párrafo, quiero pensar que encajaremos los golpes con entereza a lo Muhammad Alí, retomaremos el aliento en el rincón, restauraremos la ceja partida y saldremos con ganas de pelea a por el siguiente asalto, sin pensar cuantos nos quedan aún. Quiero pensar, que a pesar de las veces que nos derriben, sólo importará las veces que nos levantemos, que lo intentaremos una y otra vez, que estamos obligados a tener éxito. Que tendremos derrotas, pero se pueden tener derrotas sin ser derrotados, los vencedores ven las derrotas como una simple parte del proceso para ganar. Sin dejar caer la cabeza, sin rendirse, llorando cuando haya que llorar y no rezando cuando truene, sino cuando brille el sol.

 

Así pues, estamos ante la gran crisis de nuestra generación, con sus grandes sufrimientos y decepciones, éstas vienen y van, pero el desánimo es una opción que nosotros mismos construimos, y las semillas de la fe y la esperanza siempre están dentro de nosotros nutriéndose de la propia crisis y utilizándola para alentar su crecimiento. Las batallas se ganan con el mismo espíritu con que se pierden, así que la vida comienza donde se acaba el miedo. El heroísmo no siempre sucede en un estallido de gloria, a veces pequeños triunfos y grandes corazones cambian el curso de la contienda. Hoy aplaudiré más fuerte, gritaré más fuerte y pensaré que queda un día menos, que hay muchos más recuperados que fallecidos.

Os quiero bandid@s!!!

Como empecé un tanto bajo de moral y fui cambiando hacia la “arenga” animosa, termino con un rayo de luz, con una luminosa y sanadora canción, “No te rindas”, de Maná.

Buen día a tod@s!!!

el-pinche-feliz

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