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Hace frío, mucho frío. Un viento helado nos rodea y se introduce por la nariz y por la boca al respirar y al hablar. La ropa de abrigo en la que nos escondemos actúa de barrera en estos días del invierno más crudo.

 

Lo mejor es adentrarnos en los prefabricados ambientes veraniegos, aunque tengamos que respirar un aire más cargado, debido a la calefacción, el humo, etc. Este ha sido el primer cambio brusco de temperatura, el siguiente será al salir de nuevo a la calle, menos mal que la bufanda hace que la garganta sufra menos estos altibajos.

Presiono levemente el “tapabocas” contra el cuello para percibir todo el calor de su suave lana, un ligero dolor se extiende por el interior de la faringe.

¡Seguro que, además, me quedo afónica!.

Cada parte de nuestro organismo cumple una función muy determinada dentro de este gran complejo cuerpo humano. La faringe, llamada corrientemente garganta, es un tubo ubicado detrás de la nariz y la cavidad bucal. En la cara interna de la faringe se encuentran los orificios de las trompas auditivas izquierda y derecha, comunicando además, con las fosas nasales y la boca.

garganta-dolor
Este conducto está compuesto por una capa muscular, recubierto por una membrana mucosa, que posee un anillo linfático de carácter defensivo en el que se encuentran las amígdalas. Por la faringe pasa el aire, llegando a la laringe (vía respiratoria), pero también es el camino seguido por los alimentos en su viaje al esófago (tubo digestivo). Como el organismo humano es muy sabio, existe en la apertura de la laringe una válvula, que atiende al nombre de epiglotis, que se cierra de forma automática, impidiendo que los alimentos vayan por el camino que no deben.

Las amígdalas se encuentran en el inicio de la faringe, al final del paladar, actúan como barrera defensiva frente a las agresiones externas. Al estar expuestas a gérmenes y diversos factores irritantes externos, terminan por dilatarse creando leucocitos para contra atacarlos, causando una amigdalitis o anginas. Cuando estos agentes irritantes externos atacan las paredes de la faringe, es ésta la que se inflama ocasionando una faringitis. En ambos casos, el dolor de garganta y el aumento de temperatura son los primeros síntomas de estas afecciones.

Generalmente, es en invierno cuando se padecen estos dolores de garganta. Sin embargo, el frío no es el único factor que puede provocar su irritación, hay otros que también son causantes de estos malestares, como la contaminación ambiental, el tabaco, tomar comidas y bebidas heladas o demasiado calientes, los resfriados o forzar la voz.

Las infusiones de tomillo, miel y limón pueden aliviar las irritaciones y afonías leves; y las gárgaras con limón y bicarbonato se emplean popularmente para el dolor de garganta Cuando estos malestares son continuos y persistentes lo mejor es que consulte a su médico para que compruebe la causa de este problema.

 

Evitando los agentes nocivos, como el tabaco, la contaminación, los cambios bruscos de temperatura…, pueden prevenirse algunos de estos malestares. Además, otro aspecto importante para mantener la garganta a tono es una alimentación sana y equilibrada que nos aporte los elementos necesarios para que nuestro organismo mantenga alta su barrera defensiva.

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