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Los seis sombreros

 

¿Le ha pasado que al tratar de resolver un problema, ya sea solo o en grupo, su mente se confunde en un mar de emociones, información, lógica, esperanza, temor y nuevas ideas?

 

Manejar demasiadas pelotas a la vez, sólo nos provoca una sensación de angustia.

Hoy comparto con usted una herramienta de comunicación que es utilizada en todo el mundo para facilitar la resolución de situaciones personales, familiares y de trabajo.

 

Imagine una gran casa de campo: una persona esta parada enfrente de la casa, otra persona en la parte de atrás de la misma y otras dos en cada uno de los lados. Desde su ubicación, las cuatro personas describen y discuten la casa de acuerdo con la perspectiva que cada uno tiene.

“Edward de Bono propone recorrer juntos el exterior de la casa y ver paralelamente el punto de vista que tienen los demás, está metáfora representa lo que de Bono llama el pensamiento paralelo, al hacerlo cada persona obtiene toda la información necesaria sobre la construcción”.

Al usar el pensamiento paralelo, todos caminan por la casa y juntos se detienen en el frente, a los lados y atrás para ver paralelamente el punto de vista que tienen los demás. Al hacerlo, cada persona obtiene toda la información necesaria sobre la construcción.

Esta acción es opuesta a discutir o confrontar la opinión del otro. Por lo general, cuando dos personas no están de acuerdo en algo, cada una argumenta en función a su punto de vista con la finalidad de probar que el otro está mal, con el pensamiento paralelo, ambos puntos de vista, no importa qué tan contradictorios puedan ser, se ponen en paralelo para ver hacia el mismo lado. Y como un explorador que se le pide que vea hacia el norte o al este, la dirección de la mirada se puede cambiar, ¿hacia dónde? Es aquí donde entran los Seis Sombreros del Pensamiento.

De Bono propone seis colores de sombreros que representan las seis direcciones del pensamiento que debemos tomar en cuenta al resolver algo: blanco, rojo, negro, amarillo, verde y azul.

El éxito de este sistema es que su simplicidad hace que recordemos más fácilmente de lo que podríamos hacerlo en complicados términos de psicología. Al hacer que en un grupo, todos piensen bajo el mismo color de sombrero, eliminamos algo que obstaculiza encontrar soluciones: la lucha de egos.

seis sombreros

Una sola cosa a la vez

Con los seis sombreros, tratamos de hacer una sola cosa a la vez, cada color se relaciona con su función:

SOMBRERO BLANCO.- Piense en papel. Imagínese una computadora que arroja los datos y números que le piden, es neutral y objetiva, no interpreta, ni opina. Cuando usamos el sombrero blanco imitamos a una computadora, ¿qué información tenemos?, ¿qué información necesitamos?, ¿cómo la vamos a obtener?
Para trazar un mapa real, conviene sacar el sombrero blanco al inicio de una sesión.

El sombrero blanco excluye información del tipo: “me late”, “yo creo”, “opino que…” o “tengo la impresión de…”, sólo datos duros.

SOMBRERO ROJO.- Piense en el fuego, en el calor. Al usar el sombrero rojo, expresamos sentimientos, intuiciones y emociones, sin necesidad de justificarlos. La intuición se basa en la experiencia y es muy útil.

Aquí podemos decir: “sobre este asunto, siento que…”, “me encanta” o “no sé porqué, pero no me late”. Las emociones no tienen que ser lógicas o consistentes y la habilidad de interpretarlas es lo que hace exitosas a muchas personas.

SOMBRERO NEGRO.- Éste es el más popular de los sombreros y quizá el más importante.

Es el que plantea, cuestiona y analiza todos los obstáculos, los “peros”, las críticas y los riesgos: “¿cómo reaccionaría la gente?”, “¿qué puede salir mal?” o “¿tenemos los recursos?”. Siempre es más fácil criticar que construir, sin embargo, para que aporte, la crítica se debe basar en la lógica y no en el ego.

SOMBRERO AMARILLO.- Piense en el sol, en el optimismo. El sombrero amarillo ve las oportunidades, los beneficios y lo positivo de las cosas, el valor del “qué tal si sí funciona”. Debe basarse en el razonamiento, no en la esperanza, tiene que ver con generar alternativas, propuestas, con hacer que las cosas sucedan, al final, sin entusiasmo no hay idea que se logre.

SOMBRERO VERDE.- Éste es energía, nueva vegetación, crecimiento. El sombrero verde es el de la creatividad, el de la imaginación; aquí exponemos nuevas ideas, recurrimos al humor, provocamos mejoras y modificaciones.

Aquí se intenta solucionar las objeciones expuestas bajo el sombrero negro, ver las cosas desde un ángulo diferente, ¿qué tal si hacemos hamburguesas cuadradas?, ¿por qué no?

SOMBRERO AZUL.- Piense en el cielo que observa todo. Con este sombrero ya no pensamos en el tema, sino en observar fríamente las opciones y llegar a una conclusión.

La próxima vez que tenga que tomar una decisión, ya sea a solas o en grupo, recurra a este método tan comprobado como exitoso, y se asombrará al ver que la conclusión llega sola, se vuelve obvia, sin necesidad de desgastes y en muy poco tiempo.

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