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Un hombre fue en una ocasión al psicólogo porque tenía un grave problema, se encontraba deprimido y sin ganas de vivir. El psicólogo escuchó su historia y tras un tiempo meditando la respuesta, le dijo:

“Vaya a ver al Pagliacci, su circo acaba de llegar a la ciudad y su espectáculo es divertidísimo, a todos los que sienten tristeza o depresión les mando a verle porque consigue que la gente olvide sus penas”.

El hombre, con tristeza en el rostro y llorando, le respondió:

“Pero Doctor, ¿es que no lo entiende? ¡Yo soy el Payaso Pagliacci!”.

Al rememorar este viejo cuento, me es inevitable (además de dejar escapar alguna lágrima), acordarme de él:

Robin Williams

Robin Williams

En este blog he querido remarcar en varias ocasiones la importancia que la cultura tiene sobre nuestro bienestar, ya que es una fuente inagotable de inspiración y de aprendizaje, sea a través del cine, de la música, de la literatura e incluso de los chistes populares. Así, las películas y los personajes de este entrañable actor son PURA CINE TERAPIA: El Rey Pescador, El Indomable Will Hunting, El Club de los Poetas Muertos, Good Morning Vietnam, Despertares, Más Allá de los Sueños, El Hombre Bicentenario, Hook… La lista es muy larga, y en ella encontramos, no ejemplos, MODELOS de referencia, de positividad, resiliencia, Inteligencia Emocional, superación personal y sabiduría para la vida.

Incluso él, en lo personal, también era un modelo: muchos de sus filmes fueron reescritos sólo para aprovechar el gran talento cómico que tenía (así ocurrió por ejemplo con Good Morning Vietnam), y los que trabajaron con él se acuerdan de cómo su sentido del humor podía transformar los ambientes de rodaje, incluso es imposible no recordarlo en alguna rueda de prensa o entrevista gastando bromas y riendo constantemente.

Sin embargo, algo pasó en la vida de Robin. Algo pasó, como nos puede pasar a cualquiera de nosotros. La vida después de todo es un valle de risas y lágrimas. Y en su vida, las lágrimas han corrido más rápido por ese valle. La tristeza le ganó la partida a la alegría.

Y la vida me enseña: esto es así. Existe gente con una capacidad ilimitada para ayudar a los demás: actores, médicos, enfermeros, profesores, psicólogos… Personas. Y que sin embargo, no son capaces de ayudarse a sí mismos. La vida me enseña que es así de perra, que no hay más: que al final estamos solos, que al final eres tú frente a una correa en tu habitación.

Pero me resisto a creerlo… No estamos solos. Es verdad que es difícil encontrar a alguien para quien tus problemas sean más importantes que los suyos. No lo busques. Es verdad que llegado el momento, nadie te salvará la vida. Sálvatela tú mismo. Pero no es menos verdad que siempre habrá alguien dispuesto a provocarte una sonrisa.

Eso es lo que me ha enseñado Robin.

Y si esto es así, la tristeza nunca, nunca ganará la partida. Porque puede que él se haya ido, pero su lección de vida queda para nosotros y las generaciones venideras.

Descansa en Paz Payaso, Descansa en Paz Robin Williams. Tu talento no lo hará nunca.

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