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El ejercicio aeróbico programado y cierto tipo de masajes son aliados fundamentales de las dietas a la hora de bajar de peso. La importancia de que la actividad sea dirigida consiste en que no sólo debe contemplar la cantidad de calorías a quemar, sino también cuáles serán sus aportes metabólicos. Esto es lo que recomiendan los especialistas.

Senderismo, caminatas

1- Caminatas a ritmo sostenido.

Un alto porcentaje de personas con sobrepeso presentan resistencia a la insulina (es decir, convierten la glucosa en grasa), para ellos, el ejercicio resulta básico a fin de que haya menos secreción de insulina y, por ende, para que salga la grasa de los depósitos. Un ejercicio aeróbico aconsejado son las caminatas prolongadas, o sea, de al menos media hora, idealmente 45 minutos. Pero esta actividad tiene un ritmo específico: no es el vitrineo, pero tampoco el trote. El parámetro científico, y práctico a la vez, para medir ese ritmo es la cantidad de pulsaciones: de 110 a 130 por minuto, ni más ni menos.

Andar en Bicicleta

2- Andar en bicicleta.

A juicio de los expertos, el problema de muchos gimnasios masivos consiste en no discriminar el tipo de ejercicios de acuerdo a las características de la persona. Y hay peligros en ello: una niña que está entre los 13 y los 16 años, por ejemplo, no requiere una rutina de máquinas para brazos o piernas, porque está en plena etapa de crecimiento y podría atrofiar ciertos músculos. Y el tan popular trote acelerado de quince minutos, tampoco sirve, porque sólo absorberá energía-calor, pero no mejorará la condición (no bajará las grasas). De ahí que la vieja y leal bicicleta resulte óptima. Ya sea en máquina estática o al aire libre, este ejercicio debe respetar una modalidad: sin resistencia, esto es, debe realizarse en plano y no en ascenso. Al comienzo, la rutina puede ser parcializada. Pedalear diez minutos, descansar y luego seguir.

Abdominales y elongaciones

3-Abdominales y elongaciones.

No hay que abusar de los abdominales. Las secuencias deben ser dirigidas por un especialista y jamás sobre exigir la capacidad personal. Este punto es muy importante, porque existe el mito en torno a que si la musculatura local resulta adolorida tras el ejercicio, los objetivos están logrados. Nada más falso. El dolor es sinónimo de una mayor producción de ácido láctico, lo que puede llevar a fatigas musculares. Lo mismo corre para las elongaciones, que sólo deben realizarse bajo supervisión de un kinesiólogo.

Drenaje linfático

4-Drenaje Linfático.

Un masaje reductivo, así como aquel que combate la celulitis, es un procedimiento científico, pero en Santiago no abundan los centros donde trabajen profesionales con estudios en anatomía y fisiología. Por eso, hay que fijarse en las certificaciones del especialista que llevará el tratamiento. El drenaje linfático es una técnica orientada a extraer las toxinas desde la linfa, para que pasen al torrente sanguíneo y luego salgan con la orina. Cuando el masaje no está hecho por expertos, muchas veces ocurre que la linfa “se desparrama”, con lo que se acumulan más toxinas, los tejidos se sueltan, e incluso, pueden producirse hematomas visibles en la piel. Así, un drenaje linfático es un masaje indoloro, porque es suave, y abarca desde las piernas hasta el cuello.

Cabinas de Spa

5- Cabinas activadoras del metabolismo.

Al aumentar la temperatura corporal, estas máquinas hacen que la persona gaste más calorías. Asimismo, hay otro tipo de cabina llamada “Aroma Spa” que provoca la apertura de poros a través del vapor. De esta manera, el organismo bota gran cantidad de agua de los tejidos, eliminando con ello toxinas. Estos tratamientos actúan en el cuerpo desde adentro hacia afuera y de una manera más profunda respecto a cómo lo haría un producto cosmético. Las cremas que se venden como reductoras penetran sólo algunas capas de la dermis, por eso, en opinión de los especialistas, no debieran ser la opción número uno.

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