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Peticiones

Cuando pedimos, tenemos que tener muy claro cuál es nuestro objetivo. Pedir no es exigir, debemos crear un clima de colaboración y cooperación. Si no perderemos el rumbo marcado por nuestro objetivo.

Explicarnos con claridad, por ejemplo decir: “quisiera salir más de casa” es muy impreciso. Es mucho mejor ser más específico, como: “quisiera ir al cine este sábado”. Esta última forma es más concreta y es más fácil que con ella se consiga el objetivo. Además, la claridad facilita la comunicación y el entendimiento.

Es aconsejable formular las peticiones en positivo, es decir, hablar de lo que nos gustaría en vez de lo que no nos gusta. Por ejemplo “me encantaría que dejases de leer el periódico y me escucharas por una vez en tu vida”. Esto más que una petición sería una crítica, con la que sólo se conseguiría que el otro se sienta atacado y trate de defenderse sin escucharnos. Mientras que esta petición formulada positivamente sería más efectiva, ej.: “me gustaría que me escucharas en este momento, es importante para mí lo que voy a contarte “, de esta forma el interlocutor está más receptivo y más atento a nuestra petición.

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Autoestima

Salir a seducir implica arriesgarse a recibir un no, intentar seducir no es sencillo, es una tarea donde nos arriesgamos a que nos den calabazas, y por lo tanto a que sufra nuestro orgullo y autoestima.

Hay que tener en cuenta que

  • Intentar seducir nos lleva a veces al rechazo explícito de la otra persona, pero sin el intento nunca habría acercamiento.
  • No arriesgar es perder oportunidades. Esto no quiere decir “tirarse a la piscina”, sino valorar estratégicamente las posibilidades y atacar por el flanco.
  • Cuando nos acercamos a alguien, es muy importante presentarse como una persona valiosa, segura de sí misma. Esto no significa ser un presuntuoso que se cree el rey de la creación, pero ir de desvalido e inútil genera compasión, no pasión.

Cómo comunicar el cariño

La relación de pareja es un intercambio continuo entre dos personas, la base de la felicidad está en que este intercambio sea equilibrado y positivo.

Tener la percepción de que se da tanto como se recibe, y que esto es con mayor frecuencia agradable que desagradable, mantiene vivo el matrimonio y aumenta las ganas de estar juntos.

Fomentar la reciprocidad positiva es una buena receta para hacer de una relación una fuente inagotable de satisfacciones.
Hay muchas formas de dar gratificaciones, simples sonrisas, escuchar atentamente, detalles, abrazos inesperados, son pequeñas cosas que agradan y refuerzan los lazos de afecto que unen a la pareja.

El contacto físico de una manera cariñosa no sexual es una forma de comunicación que muchas parejas han dejado de utilizar. Muchas personas se quejan de que sólo son tocadas cuando su pareja desea mantener relaciones sexuales. Esto suele ser interpretado como una forma egoísta por satisfacer sus necesidades y la otra persona no se siente querida. Aquellas personas que a menudo son abrazadas y tocadas de forma cariñosa se sienten más seguras y amadas. Se muestran por esto más interesadas por el sexo que las otras que se sienten utilizadas.

Cuidado y apariencia personal

Aunque básico, es fundamental hablar del aseo y cuidado personal, este es relevante en todas las relaciones interpersonales que establecemos.

Socialmente hay establecidas unas normas de limpieza. No cumplirlas tiene un coste, el aislamiento social. Todos hemos conocido a esa chica o chico del que todo el mundo se aparta por su pestilente olor, posiblemente ellos nunca lo sepan, pero están incumpliendo los mínimos requisitos para moverse en sociedad. Salir a la calle en estas condiciones es la peor forma de seducir.
El aseo personal hay que tenerlo más aún en cuenta que la propia apariencia física que tenemos (nuestra ropa, peso, peinado, maquillaje…) Ante todo limpieza. Todo ello junto es nuestra “carta de presentación”, ella determina claramente al tipo de personas que vamos a gustar o que buscamos.

Compartir el tiempo libre

Vivir en pareja no es nada sencillo si tenemos en cuenta que sobre ella revierten los problemas cotidianos: facturas, educación de los niños, tareas domésticas,… El matrimonio debe de sobrevivir a los problemas que genera su convivencia y otros que, siendo ajenos a la relación, le afectan. El trabajo, el estrés y la rutina a veces provocan que la pareja deje de disfrutar de sus ratos libres.

Para mejorar nuestra relación de pareja deberíamos empezar por fijarnos en nuestras actividades recreativas. Compartir actividades que son agradables para los dos hace más estable y satisfactoria una relación, contrarrestando los sinsabores del día a día, ayudando para que la rutina y el hastío no minen la pareja.

La pareja como tal necesita de un tiempo libre para fomentar la relación, donde gocen de una intimidad, se relajen y puedan disfrutar afectiva y sexualmente.

Siendo cierto que la pareja necesita de un tiempo de ocio compartido, también todo adulto necesita un tiempo para sí. Hay personas que no entienden que su pareja desee estar y pueda disfrutar sin él o ella, agobiando al otro y asfixiándolo con tanto contacto y atención.

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