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Discurso del Dr. Bernard Rimland, fundador de la Autism Society of America (ASA), en la 36a. conferencia anual de la ASA, San Diego, California, 19 de Julio de 2001.

 

Yo soy un investigador. He sido un científico profesional a tiempo completo durante toda mi vida adulta.

Hagamos una rápida investigación ahora mismo: Si usted es el padre de un niño de 10 años de edad o menor con autismo, por favor levántese. Si su hijo fue normal al nacer, tuvo contacto visual, estaba desarrollando su lenguaje, y era normal en otros aspectos, durante un año o más, y luego comenzó a retroceder después de haber sido vacunado, y usted cree que la vacuna probablemente ocasionó su autismo, por favor levante su mano.

Ahora miren a su alrededor. He formulado esa pregunta a una docena o más de audiencias en estos últimos pocos años, y los resultados son siempre los mismos. Como ustedes pueden ver, la amplia mayoría de ustedes sospechan de las vacunas.

Mi hijo Mark nació en 1965. Resultó obvio que en este chico que lucía perfectamente normal había algo que estaba drásticamente mal. Obtuve mi Ph.D.en psicología experimental 3 años antes, y jamás había escuchado la palabra autismo. Nuestro pediatra, con 35 años de experiencia, nunca había oído la palabra autismo tampoco. El autismo era extremadamente raro entonces – ahora es extremadamente común.

Algunos supuestos expertos les dirán que el aumento refleja sólo que hay mayor conciencia sobre el problema. Eso es una tontería. Ningún pediatra experto, maestro, o funcionario oficial confirmará lo que nos dicen los estudios: hay un aumento real del autismo, y las cifras son enormes, y continúan creciendo. La epidemia es seria y mundial.

Dr. Bernard Rimland, fundador de la Autism Society of America

En los últimos 10 años, el número de vacunas requeridas antes de los 2 años ha aumentado de 8 a 22. ¿Será acaso una coincidencia? Yo no lo creo así.

 

Poco después de 1964, cuando se publicó mi libro Autismo Infantil: El Síndrome y sus implicaciones para una teoría neural de la conducta, comencé a oír de otros padres. Muchos me dijeron que sus hijos eran normales hasta que recibieron la vacuna triple, la DPT (Difteria, Tétanos, y Tosferina). En 1965, comencé sistemáticamente a recolectar datos sobre los síntomas y las causas del autismo. En 1967 – hace 34 años comencé a interrogar a los padres acerca de la respuesta de sus hijos a la vacuna triple (DPT). Muchos reportaron un marcado deterioro. Como estaba consciente acerca del problema con el mercurio, también les preguntaba acerca de trabajos dentales durante el embarazo.

Durante los últimos años el Instituto de Investigaciones sobre Autismo se ha visto inundado con un aumento de peticiones de ayuda de padres de todas partes del mundo, desde cualquier lugar donde se sigan los lineamientos de vacunación de la Organización Mundial de la Salud.

A pesar de la muy obvia y extremadamente severa epidemia de autismo, la medicina tradicional continúa insistiendo que realmente no existe ninguna epidemia, que eso es meramente una ilusión a la que nosotros los padres hemos sucumbido debido al mayor conocimiento sobre el autismo, y que si hubiera una epidemia, ésta no podría ser ocasionada por las vacunas, a pesar del hecho de que muchas contienen cantidades excesivamente grandes de mercurio, que es una de las sustancias más venenosas sobre la tierra.

La respuesta totalmente inapropiada de la medicina tradicional ante la epidemia de autismo que estamos experimentado ahora es la respuesta típica de la medicina tradicional ante el autismo, y es muy característica de lo que ha estado sucediendo durante las casi 5 décadas en las que he estado involucrado con el autismo.

Debo dejar bien claro que yo ciertamente no estoy condenando a todos los médicos. Hay muchos que son verdaderamente sobresalientes y están bien informados a quienes les importan de verdad los niños con autismo y sus familias. Más tarde en el día de hoy habrá un panel con esa clase de médicos, que son padres de niños con autismo, que hablarán acerca de los métodos que utilizan para lograr notables mejorías en sus niños y en sus prácticas médicas.

autismo
No obstante, la medicina tradicional, con lo cual estoy refiriéndome a grupos tales como la Academia Americana de Pediatría, la Asociación Médica Americana, el Instituto Nacional de Salud Mental, la Asociación Americana de Psiquiatría, y otras organizaciones similares, han causado daño en vez de ayudar a los niños autistas y a sus familias desde el primer día:

Apoyaron las teorías científicamente inválidas basadas en el psicoanálisis que sostenían que la madre era responsable de causar autismo a través de su actitud supuestamente hostil hacia su hijo.

Ridiculizaron el uso de la modificación de conducta, el tratamiento más uniformemente beneficioso para el autismo, aduciendo que éste descuidaba los bloqueos emocionales profundamente asentados que supuestamente eran la raíz del autismo.

Ignoraron y siguen ignorando la larga serie de estudios conducidos tanto en los Estados Unidos como en Europa donde se demuestra que la eliminación de alimentos que contienen gluten y caseína de la dieta proporciona una marcada mejoría en muchos niños con autismo.

Consistentemente han ignorado la serie de 18 estudios consecutivos, conducidos por investigadores en 6 países, que muestran que casi la mitad de todos los niños con autismo responden favorablemente a altas dosis de vitamina B6 y magnesio, sin que se hayan reportado efectos adversos. Once de estos estudios fueron experimentos doble ciego – cruzados. (No hay droga alguna que esté cerca de la B6 y el magnesio en términos de seguridad, eficacia, y hallazgos positivos de investigación).

Rutinariamente prescriben drogas perjudiciales, y a veces letales, como la fenfluramina y el Ritalín, que son mucho más peligrosas, menos efectivas, y menos racionales que los suplementos nutricionales y dietas especiales empleadas por los padres y médicos bien informados.

Han gastado decenas de millones de dólares en líneas de investigación improductivas, mientras que virtualmente no ha habido ningún dinero en absoluto para la investigación sobre los métodos de la medicina alternativa, que son mucho más prometedores en términos tanto de seguridad como de eficacia. (A la que ellos llaman “medicina alternativa” yo la llamo “medicina inteligente”).

medicina alternativa

¡Y ahora lo han vuelto a hacer! En Mayo de 2001, la Academia Americana de Pediatría expidió sus lineamientos sobre “Diagnosis y Manejo del Autismo”. Estos lineamientos constituyen un documento muy irrespetuoso, cuya publicación pudiera haber tenido sentido si pediatras normales y tradicionales hubiesen alcanzado aunque fuese un módico éxito en el tratamiento del autismo. Los enfoques que han demostrado funcionar en miles de niños, y que están cabalmente documentados en la literatura de investigación, no son tomados en cuenta por la AAP en unas pocas páginas de una prosa acomodaticia, distorsionada e inexacta.

Nosotros los padres jamás hemos sido capaces de contar con la medicina tradicional para proteger a nuestros hijos del autismo, ni para emplear medios efectivos para el diagnóstico y el tratamiento de niños autistas. De hecho, la medicina tradicional promueve los mismos programas de vacunación excesiva que con toda probabilidad son la causa primaria de la presente epidemia de autismo.

El Autism Research Institute (Instituto de Investigación sobre el Autismo) respondió lanzando el proyecto “Defeat Autism Now!” ¡DAN! (“Derrotemos el Autismo Ahora!”) en 1995, que abandonó los fútiles esfuerzos de la medicina convencional en el polvo y emprendió un concepto sorprendentemente imaginativo.: “¡Hagan lo que funcione!” Los resultados han sido extremadamente gratificantes.

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