Nuestra agua dorada se extrae una sustancia natural
– Por consiguiente, con esta nuestra agua dorada se extrae una sustancia natural, que excede a todas las sustancias naturales; y por tanto, salvo que los cuerpos sean rotos y destruidos, imbibidos, hecho sutiles y finos, manejados frugal y diligentemente, hasta que sean abstraídos, o pierdan su grosería o sustancia sólida, y sean cambiados en un espíritu sutil, toda nuestra labor será en vano.
Y salvo que los cuerpos sean hechos no cuerpos o incorpóreos, esto es, convertidos en el mercurio filosófico, no hay regla del arte encontrada todavía por la que trabajar.
Y la razón es: porque es imposible extraer de los cuerpos ese espíritu sumamente fino y sutil, que tiene en sí la tintura, excepto que se resuelva antes en nuestra agua.
Disuelve pues los cuerpos en esta nuestra agua dorada, y cuécelos hasta que toda la tintura sea extraída por el agua, en un color blanco y un aceite blanco; y cuando veas esta blancura sobre el agua, sabe entonces que los cuerpos están derretidos, licuado o disueltos.
Continúa entonces esta cocción, hasta que surja la nube, oscura, negra y blanca, que ellos han concebido.