– Mi mejor amiga había quedado hospitalizada porque tenía tres meses de estar enferma de un resfriado que no se le curaba.
Aparentemente estaba muy débil por la enfermedad por lo que la hospitalizaron justo el fin de semana antes de irme de viaje de trabajo (me enviaban a un entrenamiento). Les puedo decir que mi mejor amiga y yo teníamos 10 años de conocernos y nos llevábamos muy bien.
Yo no tengo hermanas por lo que ella pasó a ser la hermana que nunca tuve. Siento que teníamos muy buena comunicación y a la vez conexión porque siempre sentía cuando ella tenia algún problema o estaba triste o enferma. Al igual ella sentía las mismas cosas conmigo.
Un día antes de irme fui al hospital a despedirme de ella y se veía bastante mejor, me pidió que la peinara y que la arreglara un poco porque todos sus amigos la iban a visitar. (Ella era muy querida por el carácter tan especial que tenía.) La abracé y le dije que se cuidara mucho y que siguiera las indicaciones del médico y que la iba a extrañar mucho, que me iba con mucha tristeza porque no podía quedarme con ella.
Me fui de viaje a España y siempre me comunicaba por mail con su esposo o sus hermanas. Siempre me escribían que ella estaba mejorando, que estaba un poquito más gordita, etc. y que pronto iba a salir del hospital.
Esas noticias de ella me reconfortaban un poco pero me sentía igual de triste por no poder estar a su lado. Hubo una semana que mi entrenamiento fue tan intenso que realmente llegaba exhausta al hotel y prácticamente me quedaba dormida con la ropa que llevaba puesta.
Uno de esos días me quedé recostada a la cama y me dormí. Imagino que habían pasado unos 15 minutos cuando me desperté sobresaltada por un ruido fuerte, más bien fue como si alguien estuviera aplaudiendo. Me asusté porque sólo estaba yo en esa habitación pero luego pensé que todo había sido producto de mi imaginación.
Volví a quedarme dormida y luego me sobresalté nuevamente con otro ruido. Esta vez escuché como si hubiesen dejado caer un libro muy pesado al piso. Toda la noche fue así, estuve escuchando diferentes ruidos que no me dejaban dormir a pesar de lo cansada que me sentía. Prendía las luces de la habitación y la revisaba toda y nada, inclusive salía al pasillo del hotel para ver si alguien estaba por ahí, pero no encontraba a nadie. Esa noche fue terrible para mí porque no pude dormir… lo único que hice fue ponerme a rezar.
Tres días después, era un viernes y estaba igual de intranquila, no podía dormir, había algo que me incomodaba mucho pero no sabía qué era. Logré conciliar el sueño como a las seis de la mañana del día siguiente (sábado) y soñé que mi amiga me llamaba por teléfono y me decía que ella ya esta bien y que yo le preguntaba que si era de verdad o que si era sólo para tranquilizarme y ella me contestaba que si que ella estaba bien, que se sentía muy pero muy feliz y se reía mucho…. Cuando desperté sentí que ese sueño había sido realidad, y me sentí bien por escucharla reír como antes.
Dos semanas después, me dieron la noticia que mi amiga había muerto. No me lo habían querido decir para que eso no afectara mi concentración en el entrenamiento.
Cuando regresé a mi país y le conté lo sucedido a mi madre y nos dimos cuenta que los dos días en que tuve el sobresalto coincidieron exactamente con el día que murió y con el día de su entierro. Me quedé tan impresionada!! ¡¡Mi amiga se fue a despedir de mí y no lo supe!!
He llegado a la conclusión que pudiéramos entender más las cosas a nuestro alrededor si solo le pusiéramos un poquito más de atención.
Hay algo que nos “conecta” con los demás, como un cordón invisible que de alguna manera permanece aún cuando las personas estén distanciadas.
Nota: En el transcurso de nuestra vida, hemos oído y en ocasiones hemos experimentado, experiencias y vivencias inexplicables, aquí muchas personas, han expuesto lo que han vivido y sentido… Si deseas conocer muchas más experienciaspuedes consultar nuestro gran indice de vivencias, haciendo Clic Aquí