– Hace dos años por jugar simplemente, compramos una tablita de ouija.
Al principio, poníamos las manos de dos o tres personas y aparentemente, algo o alguien, contestaba a las preguntas que hacíamos. Al paso del tiempo, esto se hizo más y más frecuente.
He seguido en contacto con ellos, sé que son seres de luz, sé que comparten con nosotros el mismo espacio pero en densidad diferente y siempre me están avisando sobre lo que cada persona pregunta a través de mí.
No hablan de maldades, ni de hechizos pero sí me dicen por ejemplo, si a alguna persona le están tratando de hacer un mal.
No me dan remedios pero sí frases especiales, como oraciones personales, para la paz interior.
Sé que esto es muy difícil de creer pero está sucediendo día a día y no tengo explicación.
Sólo puedo decir que si es en bien de alguien y Dios lo está permitiendo, a través de mi humilde persona, lo seguiré haciendo porque es un don y los dones de Dios, sólo él los da o los quita.
