La manera ideal de perfumarse es impregnando la piel del cuerpo con los cosméticos que comparten la misma fragancia: jabón, gel, leche corporal, desodorante, talco…, pero también es conveniente tener en cuenta el tipo de esencia que se aplica.
Así, el extracto de perfume se pone con mesura en los puntos de pulsación en los que aflora la sangre, es decir, detrás de las orejas, en el escote, en el interior de las muñecas y en los pliegues de codos y rodillas.
El eau de parfum se vaporiza en los hombros, la nuca y el busto. Suele durar unas tres horas, un poco menos que si se trata de un concentrado.
El eau de toilette, al ser más ligera y fugaz, permite aplicarla generosamente también en la ropa.
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