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La historia de la peluquería a lo largo del siglo XX se ha caracterizado por una evolución para interpretar la imagen social de la mujer.

Hoy en día, disponemos de todas las técnicas nacidas de la innovación tecnológica pero todos estos avances no son fruto de un día.

El peinado obtuvo por primera vez su importante significación social hace unos cien años.

Es entonces cuando se despierta el sentimiento de que la moda debe ser el reflejo del espíritu de la época. A finales del siglo XIX, en plena revolución industrial, muchas mujeres que se dedican a oficios artesanales o a trabajar en las fábricas escogen peinados prácticos.

Se olvidan de las melenas trabajadas y sujetan su cabello con un moño recogido en la nuca dándole cierta ondulación por encima de las orejas.

A principios de siglo el estilo imperante es un esmerado moño recogido en lo alto de la cabeza.

Sobre este modelo pueden haber algunas variantes en función de la edad, festividad incluso contado con accesorios de fantasía para adornarlo.

Poco después, la burguesía se olvida de tiranteces y el peinado desborda creatividad y llega al terreno del trabajo artístico.

Los mejores peluqueros aprenden una técnica de ondulación creada por Marcel Grateau.

Hacia los años veinte, la mujer se integra en el mundo del deporte y de la industria y sigue la tendencia de la emancipación a través de una imagen masculina en el peinado.

La necesidad de higiene aumenta a partir de los años treinta en todas las clases sociales.

Se crean sindicatos y asociaciones de peluqueros y las peinadores ambulantes establecen sus negocios colocando la primera piedra para la creación de la peluquería moderna.

¿Cuál es la historia de la peluquería a lo largo del Siglo XX?

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