El uso del desodorante se ha convertido en una práctica de higiene diaria y las grandes firmas cosméticas compiten por llevarse el gato al agua a base de invertir en investigación.
En su evolución no sólo cumplen con mayor eficacia su objetivo prioritario de acabar con el mal olor, sino que en los últimos años han entrado en juego otros factores a tener en cuenta como el cuidado de la piel y la hidratación.
En barra, crema, aerosol o roll-on el mercado se inunda de un sinfín de ofertas. Los fabricantes apuestan por fórmulas más naturales y menos agresivas envueltas en suaves fragancias. Las marcas más poderosas se han decantada por los desodorantes sin alcohol, un producto de reciente aparición con mucho futuro y que se encuentra en pleno desarrollo. Otro de sus frentes es evitar que manchen.
Algunos incluyen agentes limpiadores biodegradables y un ph neutro que respeta el equilibrio natural de la piel al tiempo que combate las bacterias que producen el olor corporal.
Otros incorporan crema hidratante para defender la piel de posibles agresiones o se diseñan especialmente para pieles muy sensibles a base ingredientes hipoalérgicos.
El desodorante unisex es otra novedad de los últimos años, así como las cremas que se aplican dos días consecutivos para olvidarse luego de los hedores del sudor durante una semana, un efecto que se mantiene incluso después de varios baños y duchas.
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