A partir de los cincuenta años debe cuidar su piel con el fin de lograr dos metas, en primer lugar para retrasar y reducir la aparición de arrugas.
En segundo, para evitar que se alteren las formas del óvalo facial. Por esta razón, existen una serie de productos que no deben faltar a nadie que se encuentre en esta etapa de la vida.
Además, si a lo largo de los años se ha ido cuidando convenientemente, los tejidos de la dermis estarán mejor preparados para hacer frente a las inevitables consecuencias del paso del tiempo.
El envejecimiento se produce a tres niveles, cuyas consecuencias se suman y afectan al aspecto y el estado de la piel.
Envejecimiento cronológico: el organismo produce proteínas, colágeno y lípidos en menor cantidad, que causa una piel más seca y apagada.
Envejecimiento prematuro: la contaminación, los malos hábitos y los rayos ultravioletas destruyen la elastina y el colágeno, de manera que la piel pierde firmeza y elasticidad.
Envejecimiento hormonal: disminuyen los niveles de estrógenos. Las consecuencias son una piel flácida y la pérdida de los contornos, junto con la aparición progresiva de arrugas.
Para paliar los efectos del tiempo en el rostro la cosmética ha desarrollado una serie de productos que ayudan a mantener la elasticidad, firmeza y tonicidad de la piel. El retinol es uno de los componentes más usuales de la cosmética antiarrugas y antiedad.
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