Los hombres están cada vez más preocupados por su aspecto físico y muchos de ellos no dudan en pasar por el quirófano para resolver esos defectos.
La demanda. Los hombres suelen recurrir a esta técnica para implantarse cabello, operarse la nariz y disimular las bolsas de los ojos. Así mismo, recurren mucho a las liposupciones (sobre todo para acabar con la curva de la felicidad) y a la cirugía de mama.
Momentos clave. Generalmente, las mujeres no tienen una edad concreta a la que decidan enfrentarse a la cirugía estética, mientras que los hombres lo suelen hacer en tres etapas. La primera de ellas es la adolescencia, cuando la mayoría de los que se deciden optan por recurrir a rinoplastias o cirugías de orejas. De los treinta y dos a los cuarenta años, ellos van al quirófano para corregir ese abultado abdomen. Y a partir de los cuarenta lo hacen para luchar contra las bolsas de los ojos.
Discrección. Mientras que las mujeres no tienen ningún problema a la hora de contar abiertamente que se van a someter a una operación de cirugía estética, los hombres prefieren ocultarlo. Así, ellas temen más la anestesia y ellos las cicatrices que les puedan delatar después.
Obsesión. La aceptación de la cirugía estética como alternativa también masculina ha creado también obsesos del quirófano. Ya existe un acrónimo para denominarlos: SIMON; Single (soltero), Inmature (inmaduro), Male (hombre), Obsesive (obsesivo), Narcisist (narcisista)
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