El primer consejo es no someterse a una operación a no ser que sea necesario.
Si a pesar de todo decide pasar por el quirófano tenga en cuenta las siguientes recomendaciones:
Asegúrese de que la clínica a la que acude está legalizada. Para ello diríjase a la Dirección General de Sanidad de cada Comunidad Autónoma, allí le informarán.
Compruebe si el cirujano tiene experiencia y está colegiado. Que sea licenciado en medicina y, tras el MIR (Médico Interno Residente), que haya realizado una especialidad de 5 años en Cirugía Plástica. Si quiere información sobre la trayectoria del especialista debe acudir al Colegio de Médicos, allí le informarán sobre su expediente: si está inhabilitado o por el contrario está ejerciendo su profesión.
Pida por escrito los resultados que se van a obtener después de la intervención. Que estén firmados, así en caso de reclamación podrá demostrar que no han cumplido con las garantías que en principio se le ofrecían. Si quiere comprobar el estado de su médico debe acudir al Colegio de Médicos y allí le informarán sobre su expediente: si está inhabilitado o por el contrario está ejerciendo su profesión. Además le pueden informar sobre su expediente.
Exija la factura y las copias de los documentos que firma, lo mismo que las fotos del antes y el después de la operación.
La cirugía estética es un contrato de resultados. Es decir, el paciente siempre ha de quedar mejor de lo que estaba antes de la operación.
Es de suma importancia conocer las gravísimas consecuencias de una fracaso en una operación de estética, debiéndose valorar que la publicidad no siempre es veraz, sino que puede ser engañosa.
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