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¡Mamá, no quiero ir al cole! Esa es posiblemente una de las frases más repetidas de la historia.

Es normal, más de dos meses de vacaciones, levantándose tarde, jugando con los amigos, con muchas horas de tele, buen tiempo… Todo se acaba cuando llega septiembre, y a muchos niños se les cae el mundo encima.

El cambio radical que supone cambiar el buen tiempo por los días oscuros, madrugar, y volver a cargar con los libros se puede amortiguar de varias maneras.

En primer lugar, los niños deben ver que a sus padres no les cuesta volver a trabajar, sino que están motivados. Esto puede llevar a contagiarse y a aceptar de mejor grado la vuelta a las clases.

Igualmente, es muy importante hacer hincapié en los aspectos positivos del colegio. Hacer ver a los niños que se van a reencontrar con sus amigos del colegio (a los que puede que no vean desde el final del curso anterior), con las clases de manualidades, los partidos de su deporte favorito en el recreo o que volverán a las actividades extraescolares.

Ahora bien, no todos los niños odian la vuelta al colegio. Cada vez hay más niños que están deseándolo. Si han pasado un verano aburrido sin sus amigos puede que lo que más deseen sea volver a verlos.

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