La idea tan difundida de que la paranoia es un trastorno del intelecto, debe considerarse como un grave error, ya que tanto desde la psicología clínica como desde la neurobiología, se considera que el trastorno de los pacientes paranoides proviene del área de la afectividad.
La tendencia a poner palabras a los sentimientos, certezas y opiniones sobre el mundo y a manifestar verbalmente interpretaciones sobre la realidad, es algo característico de la especie humana. Según Allport, “el afán de explicación es una natural tendencia de las personas a tratar de explicar situaciones que se le presentan”.
Cada uno transmite los hechos no objetivamente, sino como cada uno tiende a interpretarlos. Nadie transmite información objetiva o que no esté distorsionada con su visión personal.
El mecanismo que origina la paranoia no es un trastorno del pensamiento intelectual, ya que en estos sujetos está perfectamente conservado. Cada vez que un individuo emite una interpretación delirante demuestra, que su capacidad de raciocinio no está afectada directamente sino tal vez distorsionada.
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Acudir al psicólogo es una manera para cuidarte y dedicarte atención, es como ir a un spa o darse un masaje, es un mensaje que te envías a través del cual te dices que te preocupas por ti y que eres importante. En la consulta tendrás tiempo solo para ti, para hablar de tus problemas, preocupaciones y/o sueños. El psicólogo no resuelve los problemas, te ayuda a encontrar la solución.