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La ciencia afirma que, químicamente, la tierra contiene en esencia las principales sales minerales que el hombre necesita: sílice, fosfato, hierro, calcio, magnesio, sodio, potasio, etc.

Las arcillas más interesantes, especialmente desde el punto de vista terapéutico, son las más ricas en sílice.

Además de la sílice, elemento principal, y el silicato de alúmina, las buenas arcillas deben contener otros elementos minerales, tales como la cal, magnesio, óxido de hierro, óxidos alcalinos, etc.

Su elevado contenido en sílice la hace preciosa para fortificar todos los tejidos elásticos del organismo, en particular en los casos de sangre viciada, de reumatismos, de arteriosclerosis, de artrosis, de tuberculosis y para curar rápidamente las fracturas, siendo además la sílice, un verdadero cemento para las células.

Un análisis de Arcilla Terapéutica :

Sílice: 49,10 %

Alúmina: 14,61 %

Sesquióxido de hierro: 5,65 %

Calcio: 4,44 %

Magnesio: 4,24 %

Óxidos alcalinos: 3,08 %

Anhídrido titánico: 0,74 %

Humedad: 7,40 %

Pérdida al fuego: 10,85 %

La sílice desempeña un papel muy importante en los terrenos óseo, vascular, nervioso y respiratorio.

Su acción sobre las fibras elásticas es primordial. Interviene en la constitución de los tendones, de la piel y de las fascias.

Es un agente de remineralización y también antitóxico.

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