Cocainomanía
– Uso persistente o abuso de la cocaína.
La adicción a esta sustancia produce un trastorno mental orgánico.
La cocaína se aplica por vía nasal, aunque a veces se prefiere la administración intravenosa, y también puede fumarse en pipa o cigarrillos.
Los síntomas psicológicos implican de forma típica una sensación de bienestar, aumento de la consciencia y mayor capacidad de recepción de estímulos.
Además puede producirse euforia, agitación psicomotriz y verborrea, así como una mayor inquietud que conduce al cocainómano a una deambulancia continua.
Los síntomas físicos incluyen taquicardia, midriasis, hipertensión arterial, sudoración, náuseas, vómitos, pérdida del apetito e insomnio.
Los síntomas se inician antes de la primera hora de la administración y normalmente la intoxicación cede en 24 horas.
Los efectos sobre la conducta implican un estado de desadaptación que se traduce en peleas, deterioro de la capacidad de juicio e interferencia con la actividad laboral y social.
Grandes dosis pueden provocar crisis epilépticas.
Puede acarrear la muerte por arritmias o parálisis respiratoria.
La presencia de cocaína puede medirse en la sangre y la orina, y de esta forma diferenciar el cuadro de intoxicación de otras patologías que pueden dar síntomas similares como son episodios maníacos y la intoxicación por anfetaminas.
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