– Siempre que compres bebidas carbónicas, del tipo que sea, verifica el buen estado del embalaje.
– Evita los choques durante su transporte.
– Cuidado con la temperatura: no dejes nunca este tipo de botellas junto a un radiador o una chimenea.
– No sacudas nunca una botella que contenga una bebida carbónica. Si tuvieras que homogeneizar el líquido, puedes conseguirlo invirtiendo lentamente la botellas varias veces
– No dejes que los niños jueguen con una botella de este tipo.
– Si una botella que contenga una bebida carbónica se resiste a ser abierta no la fuerces nunca. No recurras a destornilladores o similares.
Conténtate con refrescarla y dejarla un momento en reposo para disminuir la presión.
Así la abrirás más fácilmente.
– Ni en broma apuntes a nadie con una botella de bebida carbónica, especialmente si se trata de cava o champagne.
Si el tapón saliera proyectado y alcanzara a alguien en los ojos, el accidente podría tener consecuencias graves e irreversibles.
– Las latas no deben contener bebidas excesivamente cargadas de gas carbónico.
Cualquier hinchazón sospechosa de la lata, debe llevarte a desembarazarte de ella.
– El almacenamiento máximo deseable es de uno a dos años para las botellas de vidrio, pero sólo de seis a nueve meses para las de plástico.
No conserves bebidas carbónicas demasiado tiempo.