– Son recipientes de material plástico flexible con múltiples formas y tamaños, y que aseguran una absoluta hermiticidad.
Además, cualquier envase de plástico flexible que antes haya contenido leche, margarina o quesos cremosos, puede tranquilamente cumplir esta función.
– Sin embargo, vacíos pueden resultar un estorbo, de modo que lo mejor es tratar de tener el menor número posible de envases.
Para utilizarlos en la congelación lo primero que hay que hacer es forrar su interior con una lámina de plástico flexible.
– Este previo, nos permitirá después extraer el alimento ya congelado para volver a emplear el envase pero sin descongelar su contenido.
El alimento congelado se debe envolver en otro plástico antes de volver a meterlo en el frigorífico.
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