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– Para cambiar a una planta de interior la maceta que se le quedó pequeña espera a fines de febrero y principios de marzo.

– Después de trasplantar, pon las plantas al abrigo tanto del sol como de los vientos durante un plazo mínimo de diez días.

– Cuando consideres que una planta está estrecha en su maceta, trasplántala a otra mayor, pero procura que no lo sea en exceso, pues, de serlo, la zona no alcanzada por las raíces permanecería húmeda y podría pudrirlas.

– La primavera es la estación ideal para trasplantar a una maceta mayor.

Antes de comprarla, asegúrate de que sea necesario.

Si las raíces salen por los agujeros de drenaje de la maceta vieja, lo más probable es que tu planta esté estrecha en ella. Pero desconfía… Algunas plantas desarrollan sus raíces más que otras. Si, pese a tus cuidados, ves que no medra, o si la tierra se seca demasiado rápidamente, probablemente necesite más espacio.

Y si al sacarla de la maceta ves que todas las raíces se arraciman al fondo, ya no cabe duda.

Cámbiala de tiesto.

Déjate aconsejar por el jardinero en cuanto se refiere al tipo de tierra que debas comprar

– Puede que al trasplantar una planta que lleva mucho tiempo en una maceta demasiado pequeña te encuentres con que sus raíces han formado un lío inextricable.

Hay que deshacerlo porque, de lo contrario, corres el riesgo de que no se desarrolle más, aunque la plantes en un tiesto mayor.

Una forma de proceder, que quizá no sea ortodoxa, pero sí eficaz, es coger un cuchillo y un tenedor y, sacando la planta de su maceta, cortarle una galleta de unos 2 cm. de su base.

Verás que probablemente la zona central está más desahogada que la periferia.

Hay una multitud de raíces que no desean sino salir de su encierro.

Con el tenedor rasca todo el entorno del cepellón para desenredarlo.

Aunque se rompan algunas, la operación es indispensable.

– A la hora de transplantar hay que regar abundantemente el cepellón de la planta, una vez instalado ya en la nueva maceta, pero antes de rellenarla con la tierra suplementaria, pues de lo contrario resultaría bastante dificultoso que el riego le aprovechara.

– Sacar el cepellón de una maceta sin romperla no siempre resulta fácil.

Las plantas que llevan ya un tiempo en una maceta suelen desarrollarse hasta tal punto que sus raíces se niegan a abandonarla.

Para conseguirlo puedes recurrir a una de estas dos soluciones.

Tumba la maceta, pliega un trapo en varios dobleces, pónlo en torno al borde de la maceta para protegerla y dále unos golpecitos con una maza.

El otro sistema consiste en dirigir directamente el chorro de una manguera contra el orificio de drenaje del tiesto. La presión del agua hará que las raíces se suelten.

– Cuando una planta da señales de encontrarse estrecha en su maceta o sus raíces aparecen por el agujero de drenaje, esto quiere decir que ha llegado el momento de cambiarla de tiesto.

Para hacerlo, elige uno de tamaño un poco mayor, y déjalo sumergido en agua toda una noche. Riega bien la planta que vayas a trasplantar de forma que la humedezcas perfectamente la tierra.

Con una mano sujeta la tierra y la planta, mientras que con la otra golpeas en el fondo de la maceta; así la planta saldrá con facilidad. Déjala sobre un hule o plástico para pulir sus raíces.

Pon un poco de grava en el fondo de la maceta nueva, para el drenaje, introduce el cepellón de la planta y rellena los espacios vacíos con tierra nueva.

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