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– Algunas especies de plantas se protegen mutuamente contra la aparición de parásitos. Estas asociaciones son especialmente efectivas entre las cebollas y las zanahorias; las cebollas y las fresas; los berros y los rábanos o las fresas y los crisantemos.

– Para evitar la aparición de parásitos respeta siempre en lo posible las exigencias de cada planta en lo que a lugar y cuidados se refiere. Ten presente que las plantas debilitadas por malas condiciones ambientales son especialmente proclives a los parásitos.

Airea regularmente los lugares calurosos y con poca humedad y aumenta ésta recurriendo al vaporizador.

Elimina constantemente las hojas muertas y las flores marchitas.

Aunque algunos parásitos se ven a simple vista, es aconsejable el uso de la lupa para controlar las plantas.

Cuanto antes se descubra su presencia, más fácil será erradicarlos. Y antes de emplear en la lucha insecticidas químicos agota todos los demás.

– Si alguna o algunas de tus plantas resultan atacadas por parásitos, como los trips, el primer tratamiento debe ser una ducha de agua tibia, con la que se insistirá sobre todo en el revés de las hojas. Si la planta, por su tamaño, no permite el traslado, limpia las hojas con un paño húmedo. Al cabo de dos semanas, controla la planta y si es preciso, repite el tratamiento. Si usas productos químicos, también tendrás que ser paciente y repetir el tratamiento tantas veces como sea necesario, ya que éstos sólo eliminan los parásitos y sus larvas, pero no lo huevos. De ahí que convenga agotar todos los remedios antes de acudir a la química.

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