– En la composición floral, conviene atenerse a algunas reglas fundamentales, sobre todo en el ámbito de la forma y del color, y huir de combinaciones estridentes.
Más vale seguir una línea armónica, un poco como sucede en el arco iris, donde cada tonalidad parece nacer de la precedente y dar vida a la que sigue.
Por ejemplo, evitemos combinar rojo y amarillo, escarlata y violeta, rojo púrpura y azul.
En cambio es acertado el contraste del violeta con el amarillo, del fucsia con el rosa o con el lila, del amarillo con el naranja.
En un ramo o centro también puedes unir dos o tres gamas del mismo color.
En tal caso, procura que la tonalidad más clara se encuentre en el centro, mientras que la más oscura formará una cenefa exterior