– Recibe el nombre de cyclamen persicum por su origen de Asia Menor. En un principio el ciclamen tenía su período de floración en los meses de marzo-abril. Con el tiempo y mucho trabajo de cruces, injertos, etc. se lo ha conseguido adaptar para que florezca en invierno. Sin embargo, la naturaleza se ha cobrado su precio, y todo este trabajo ha sido la causa de que el ciclamen perdiera su exquisito aroma original, cualidad que todavía distingue a la planta original que se encuentra en algunos lugares. El ciclamen requiere dos cosas: mucha luz y un plato bajo la maceta en el que cada mañana eches un poco de agua. Si es posible, ponlo en una habitación donde no se superen los 18º. Después de la floración pueden desecharse los tubérculos del ciclamen porque resulta prácticamente imposible conseguir una nueva floración
– El ciclamen persa tiene una abundante floración en todas las tonalidades del rosa, salmón y púrpura. Puedes encontrarlo en las floristerías hasta Navidad, pero mejor es que lo compres ahora. Su floración puede durar hasta 2 ó 3 meses si el entorno no tiene demasiada calefacción; una temperatura superior a los 18º le resulta muy perjudicial. Requieren un riego diario; mejor con agua de lluvia. Si no la tienes, deja que la del grifo repose toda la noche y procura no mojarle las hojas o las flores porque suelen quedar manchadas. Una vez por semana puedes sumergirlo en un baño tibio (20º). A partir del mes de enero, suspende paulatinamente el riego y corta sus hojas secas. Guarda la maceta en lugar seco para que el bulbo no se pudra.
– Si quieres que los ciclámenes prolonguen su período de floración, tómate el trabajo de extirpar todas aquellas flores que estén ya marchitas. Y evita que el agua del riego pudiera caer en el corazón de la flor, ya que se pudriría. Haz por que dispongan de la humedad suficiente; los ciclámenes aprecian un ambiente saturado de humedad. Lo mejor es que les dejes pasar la noche fuera, bien sea en la ventana o en el balcón.