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– Si contratas un seguro de robo, no subestimes el valor de tus bienes, incluidos aquellos que no tienen gran valor, como electrodomésticos, etc.. El valor que tu atribuyas figurará en el contrato, y, en caso de robo, se te indemnizará hasta ese límite.

– Si tienes muchos objetos de valor, como joyas, antigüedades, obras de arte, etc., más vale que suscribas un contrato especial para ellos.

– Si posteriormente a la firma del contrato efectúas compras importantes o recibes objetos valiosos (en herencia o por obsequio), comprueba en tu contrato el importe por el que están asegurados tus bienes, y si te parece insuficiente para cubrir también las recientes adquisiciones, ponte en contacto con tu asegurador para aumentarlo. Más vale pagar una prima más alta, pero estar bien cubierta.

– Conserva un máximo de pruebas: inventario preciso de bienes, facturas de compra e incluso de reparaciones de importancia, fotos de objetos, etc.

– Lee con atención las condiciones de tu contrato, tales como rejas o cerraduras especiales, etc. Si no las respetas, corres el peligro de quedarte sin indemnización en caso de robo.

– Si has de reemplazar una cerradura forzada, consérvala a disposición del perito.

– Denuncia el robo a la policía e informa a tu agente de seguros o directamente a la compañía aseguradora. Esta te solicitará la documentación necesaria, denuncia, etc. En los plazos fijados por el contrato, envía la lista de objetos desaparecidos y de los daños.

– Reúne todas las pruebas de las circunstancias del robo, fotos, testimonios, etc. para mostrárselas al perito.

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