– Cociendo durante veinte minutos unas cuantas cebollas – tres o cuatro – cortadas a rodajas, en un litro de agua obtendremos un preparado que, no sólo nos quitará las manchas de las moscas, como haría el vinagre, sino que además obrará como repelente e impedirá que las moscas se posen en las zonas tratadas con él.
– Unas gotas de esencia de laurel diseminadas por la casa bastarán para mantener alejadas las moscas, que no soportan su perfume.