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– Los botones forrados no resisten los lavados repetidos.

Para evitar este problema, retira los botones forrados en el momento en que compres la pieza y conviértelos en una especie de gemelos, pegándolos sobre un botón normal, de un tamaño algo inferior.

Para fijarlos al vestido habrá que hacer unos ojales en el lado donde estaban cosidos los botones, y de esta forma los podrás retirar siempre que laves la pieza.

– Los botones de nácar, de cuero o de madera pueden resultar perjudicados por el procedimiento de limpieza a que se somete una prenda. Por esto suelen retirarse antes de lavarla. Pero este sistema, pesado y molesto, puede evitarse forrando los botones con un pedacito de papel de aluminio, que se ceñirá, bien prieto, ajustándolo a la base del botón.

– Para que unos botones de madera no resulten estropeados por el lavado a máquina, envuelve cada uno de ellos en un pedacito de papel de plata antes de meter la prenda en la máquina.

– Antes de llevar a la tintorería prendas con botones singulares, envuélvelos en papel de estaño para preservarlos.

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