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– Las colchas tienen un gran peso en la decoración, dado que la superficie que ocupan en el dormitorio, sobre todo si éste es pequeño, es relativamente importante.

Del cubrecama depende el ambiente de la habitación, tanto si se subordina a la decoración del dormitorio como si es él quien otorga estilo a toda la pieza.

El cubrecama no puede disociarse tampoco de la cabecera ni de la base de la cama.

Por esto, antes de escoger una colcha, recuerda que:

– El uso que se vaya a hacer de él es determinante a la hora de la elección. El tejido puede ser poco resistente si su carácter es meramente decorativo, pero si la cama ha de servir de sofá, escoge una tela resistente y, de ser posible, lavable.

– Tanto en un caso como en otro, el cubrecama debe armonizar con el ambiente del dormitorio y con la propia cama.

– Puede combinar con las paredes, con el suelo, con las butacas o con las cortinas, bien sea por una yuxtaposición de tonos o por un refinado contraste de colores. De todos modos, es imprescindible que en la decoración del dormitorio haya algo que recuerde el tono de la colcha.

– La presencia de la cama parece menos aplastante cuando el color del cubrecama se aproxima a los de la moqueta o de la pared, si bien esta solución tiene el inconveniente de reducir sus posibilidades decorativas.

– La forma de la colcha viene determinada por el estilo de la cama y por la textura del material; es evidente que no pueden efectuarse frunces en una pieza de damasco grueso.

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