No dudes en ofrecerte a una empresa que no esté buscando gente, pero en la que desearías trabajar. Es lo que se llama una oferta espontánea. El primer objetivo debe ser conseguir una entrevista. Para lograrlo, enterate de las actividades y necesidades de la empresa. A partir de estas informaciones imagina el puesto más adaptado a tu competencia.
Redacta una carta en la que pones por delante estas bazas y tu interés por la empresa en cuestión. Es esencial personalizarla al máximo explicando más en detalle tus aspiraciones profesionales.
Dirígela a la persona indicada (director de personal, jefe del servicio, etc) Para conseguir su nombre telefonea a la telefonistas. Asegúrate de que tu carta haya llegado.
Si durante la entrevista te hacen una propuesta, pide un tiempo para meditarlo.
Puede ser una trampa para testar tus motivos reales. El 30% de las personas contratadas lo son a partir de un comportamiento de es te tipo.
Si buscas trabajo, debes destinar un apartado de tu presupuesto para la compra de diarios en que puedan aparecer ofertas de empleo interesantes, sin olvidar las revistas especializadas. Y por supuesto ahora en Internet. Donde se publicitan la mayoría de puestos de Trbajo.
Si tu experiencia se corresponde con lo que solicita un anunciante, responde en el mismo día, la competencia es muy grande.
Si no, espera una semana; el anunciante habrá efectuado ya una primera selección y puede haber cambiado de criterio.
Si buscas trabajo, en las entrevistas, espera para sentarte a que te inviten a hacerlo, y házlo erguida en la silla sin esconder la cabeza entre los hombros, gesto que se toma como sinónimo de tristeza, de abatimiento.
No cruces los brazos sobre el pecho, pues esta postura trasluce la idea de que tratas de poner un muro entre tu interlocutor y tú.
No te retuerzas las manos ni cruces las piernas: la tranquilidad no tiene porqué parecer desenvoltura.
Sostenerse el mentón o tocarse la oreja se interpreta generalmente como síntoma de duda, frotarse la nariz, en cambio, de que estás mintiendo.